Occidente mantiene su actitud débil ante Irán o Arabia Saudí, mientras arremete contra Egipto, Siria o Libia

 

Y el Gobierno español quiere reconocer al Estado palestino.

Gadafi era un dictador, ciertamente, y la caída de todo tirano debe ser bienvenida. La OTAN ha sido la pieza clave pero sin intervención terrestre, desde el aire, acabara con el atrabiliario coronel libio.

Ahora bien, sorprende que Occidente, y su brazo armado, la OTAN, arremeta contra las dictaduras 'laicas' y se porte con reverencial respeto con los fundamentalismos islámicos, tiranías aún peligrosas en esa zona del mundo. El mundo libre contribuye a  la caída de Egipto, Libia o Siria, mientras trata con mimo a Arabia Saudí y con temor a Irán.

Aún más, cada vez que contribuye a derribar a un régimen 'laico' le pone ante el peligro del fundamentalismo fanático, como es el caso de Egipto, con los Hermanos Musulmanes o el Yemen.

Afganistán es el único régimen integrista contra el que Occidente se ha levantado... y está perdiendo la guerra frente a los talibanes.

Porque, si se trata de derribar dictaduras, está claro que el objetivo primero debería ser China, la mayor tiranía del mundo.

Y luego está la canciller española, Trinidad Jiménez quien ha lanzado la idea del reconocimiento al Estado Palestino, que de democrático tiene poco, especialmente su versión suroccidental, controlada por Hamás.

Menos mal que a España no se le hace ni caso en Europa pero eso de reconocer a un Estado que ejerce le terrorismo con la única democracia de la zona, Israel, no parece muy inteligente.

Cae Gadafi, sí, la bolsa lo celebra, sí, y ahora veremos en mano de quién cae Libia... además de su petróleo, que siempre ha constituido el chantaje favorito del mundo árabe a Occidente.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com