A ver si nos entendemos. No ha habido acuerdo entre el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón y el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy. Lo que ha ocurrido es que don Mariano había descubierto -él es muy perspicaz- que don Alberto le había traicionado y que sólo esperaba un desastre electoral que pusiera a don Mariano en el patíbulo. Era la operación Aznar, cuyo contenido todo el mundo conocía menos Rajoy. Ya se sabe que, en estos casos el marido es el último en enterarse: Aznar volvía para poner orden en un partido a la deriva y colocaba a Gallardón, desde arriba, como candidato a la Presidencia del Gobierno
Además, la operación ya estaba preparada por si don Mariano se estrellaba en Galicia y Euskadi, sin embargo venció. Como se vence en la política española, por la mínima, pero venció y lo mismo sucedió en las Europeas.
Ahora Rajoy está convencido de que no necesita la popularidad de Gallardón -a quien no soporta, como todo el PP- y no ha pactado, sino que ha obligado a que Gallardón asegure que se presentará la reelección como alcalde en 2011, en lugar de dar el salto que tanto anhela, al Congreso, para hacer un curso acelerado de TV que le catapulte hacia la carrera presidencial.
Pero ojo, aclaremos: no ha sido un acuerdo con Rajoy, ha sido una orden de don Mariano. Eso sí, quedan dos años para las próximas municipales y dos años, en política son una eternidad.
Y ojo, porque además de haber perdido una nueva oportunidad de pasar a la política nacional, el amago de traición de Gallardón también la ha valido la enemiga en su batalla contra Esperanza Aguirre por Caja Madrid. Dicho de otra forma, Rajoy ha vuelto a cansarse de los dos y ha prohibido a Gallardón que vuelva a meter las zarpas en el conflicto de Caja Madrid.
Lo cual no es una buena noticia para los madrileños. En cuanto a la carrera del señor alcalde a La Moncloa se da un paso atrás, Gallardón se dedica subir impuestos y aumentar las multas. Los cinco primeros meses de este año el alcalde impuso 264.546 multas, cinco veces más que el mismo perido del año anterior.