El presidente del Gobierno se dio tres meses en su investidura para sacar adelante un potente paquete reformista que siente las bases de la reactivación de la economía.
Una vez en el Gobierno ha decidido que es preciso ganarle tiempo a la crisis. Rajoy anunció recientemente que aprobará antes del 11 de febrero las reformas laboral, financiera y de estabilidad presupuestaria, lo que supone reducir a la mitad el plazo marcado. Es un movimiento adecuado a las circunstancias que atraviesa el país.
El presidente tiene claro el diagnóstico y las recetas, y el tiempo corre en nuestra contra. Tal vez sirva de momento para acallar a los críticos, sobre la falta de plan, procedentes de una oposición confusa en sí misma.
Xus D Madrid