Mi memoria fracasa cuando trato de recordar un programa político, en todo Occidente, que prometa la proscripción del aborto, de todo aborto, como lo que es: el crimen cobarde contra la víctima más inocente.
Lo ha hecho el Partido Republicano y le ha costado hacerlo, porque sólo los valientes defienden el derecho a la vida. Se ha conseguido gracias a la tarea de un puñado de cristianos –tanto católicos como evangélicos- tras iniciarse el Tea Party. La hoy olvidada Sarah Palin (en la imagen) ha sido la creadora de esa nueva generación de jóvenes líderes republicanos: Paul Ryan, el hispano Marco Rubio, Chris Christie, Eric Cantor y los indios, Bobby Jindal y Nikki Hailey. Por cierto, muy curioso que los republicanos, acusados por Obama de racistas, posean dos gobernadores de origen indio y un hispano con puesto clave en el Senado.
Esta cantera de jóvenes, algo así como la Masía del Partido Republicano norteamericano, ha decretado que quiere abolir el aborto, todo tipo de aborto -son así de radicales- así como el homomonio, la hidra que está esparciendo la homosexualidad en el mundo. También quieren convertir el inglés en el idioma oficial único de Estados Unidos -lo que no me gusta- y tienen un líder como Mitt Romney que tampoco me gusta un pelo porque se ha labrado una fortuna ¡en el capital-riesgo, así llamado porque ofrece poco capital y ningún riesgo. Pero, si de economías hablamos, lo cierto es que Barack Obama ha sido el gran salvador de bancos, es decir, aquel que ha potenciado con dinero público el principal virus provocador de la actual crisis económica: la especulación financiera.
Por tanto, si fuera norteamericano, hoy más que nunca, votaría a Mitt Romney. Más que por él por lo que le acompaña: la mejor generación de políticos cristianos jóvenes que aun cree en el derecho a vida. Como el final de la era abortera está al caer, conviene recordarlo.
Naturalmente la tontiprogresía mediática hispana ya ha calificado de ultra al joven partido republicano. Lógico: saben quién es su adversario.
Eulogio López
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