La OPA de Gas Natural sobre Endesa adquirió una nueva dimensión cuando el pasado martes periodista José Antonio Navas se marca la gran exclusiva: el informe de los técnicos de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), que, por resumirlo mucho viene a decir que la operación no es posible, entre otras cosa por las mucha pegas que ponen al acuerdo GN-Iberdrola, por la que esta última compraría a la primera el 33% de los activos de Endesa.
El informe pone otras pegas, pero esa es la principal.
Pues bien, la reacción de Mayte Costa, presidenta de la CNE en representación del PSC, fue rauda: encarga a la secretaria del Consejo de la CNE, Marisa Serrano, un Informe Jurídico de seis folios que anula el informe técnico de 420 folios, y afirma, también en pocas palabras que el mega-informe de los técnicos no es viable jurídicamente. Ese informe de una de las colaboradoras del secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha permitido a Mayte Costa convocar una nueva reunión, esta vez para el día 20, donde se remitirá al Ministerio de Economía un nuevo informe técnico que seguramente no pondrá las cosas tan difíciles a Gas Natural. El problema, naturalmente, es que el prestigio de la CNE, el poco del que disponía, ha quedado definitivamente arramblado.
La tensión en la sesión del Consejo de la CNE celebrada el martes se podía cortar. A los consejeros se les facilitó el informe jurídico, pero no el técnico.
La tensión política ha subido de tono. Por una parte, en el Partido Popular acusan a Costa de utilizar un informe jurídico que ni tan siquiera ha redactado Marina Serrano (aducen como prueba que entra en cuestiones técnicas, por ejemplo en la cesión de la red Enagas, de la que Serrano no tiene ni idea) sino por el propio Gas Natural, afirmación que la empresa niega. Por su parte, los socialistas acusan al consejero José Sierra López, ponente del informe técnico, de haber filtrado a los medios informativos el convenio del mismo. Lo que está claro es que si alguien consideraba a la CNE una institución independiente, se ha caído del guindo. La crisis de imagen de los organismos reguladores en España comienza a ser más preocupante que el resultado de cualquier operación financiera.