Sr. Director:

A la desobediencia de Adán sigue, la pérdida del paraíso (la felicidad), la muerte de Abel a manos de Caín (la guerra), y la negación al hombre de los frutos de la tierra (sequía...).

Conforme a ello entiendo que gobernar o querer gobernar como si Dios no existiera, ha sido siempre el origen del mal que nos asola. No creo que sea justo insultar y descalificar a quiénes creemos, que la solución de nuestros males pasa por hacer las paces con Dios, antes que seguir votando a unos partidos, que llevan 25 años dando vinagre al Cristo que está sediento del amor del hombre.

Luis Lopez-Cózar Pita

llcozar@gmail.com