El gobernador considera que el presidente del Gobierno no está a la altura, lo mismo que su vicepresidenta de Economía. Eso sí, ha buscado el apoyo del Rajoy, que se lo ha negado. En Hacienda nadie sabe qué hacer: aumentan los aplazamientos de pago y la proyección de ingresos de las empresas se desmorona. En esas circunstancias, las promesas de más subsidios (ZP) y  del margen fiscal (Salgado) provocan carcajadas hasta en los propios funcionarios. En el partido ya contemplan las posibilidades de elecciones anticipadas para otoño

Decíamos ayer que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, no encontraba secretario de Estado de Economía, tras la negativa de David Vegara a permanecer en el cargo. Y no lo encuentra porque aunque el cargo sea equivalente al de un Ministerio, nadie quiere lidiar el miura de la crisis, que aterra bastante. Por ejemplo, la proyección de beneficios -y con ella de impuesto de sociedades que se le ha solicitado a un grupo de grandes empresa representativas para 2009- es pavorosa, al igual que la recaudación por la cuota-parte adelantada del impuesto (calculado sobre el ejercicio precedente). A la crisis, aunque el Gobierno se empeñe en mentir, no se le ve salida alguna, al menos en el presente año. Y lo malo es que la ciudadanía empieza a percibirlo, tanto la opinión pública como la publicada, los que no entienden de economía y los que sí.

No sólo eso, Zapatero, al que ya empieza a conocerse como Za-Pinocho, se emperra en asegurar que saldremos de la crisis mantenimiento el gasto social, que se incremente día a día por mor del número de parados. No sólo eso, sino que ZP asegura que mantendrá los subsidios, y en una huída hacia adelante verdaderamente suicida, pretende cerrar la financiación autonómica -que tira al alza del gasto- e incluso empieza a hablar de una renta social. A esa tarta envenenada, la ministra Salgado le pone la guinda asegurando que sí, que hay margen fiscal, cuando todo el mundo sabe en Economía y Hacienda que eso es mentira. Este es un Gobierno neonato y ya está en descomposición.

Pero lo que más enerva, es decir, debilita los envíos en este caso por cabreo profundo. Al presidente Zapatero es la actitud del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. No es ningún secreto que el gobernador MAFO considera que ZP no está a la altura, y lo mismo piensa de Elena Salgado. Además, MAFO tiene aún más de cuatro años por delante en los que es intocable.

La cuestión es que ZP está empeñado en que presente su dimisión, dado que no hay quien eche a un gobernador salvo sentencia penal condenatoria y firme. Las críticas combinadas del gobernador MAFO y del comisario de Economía Joaquín Almunia, ambos compañeros del PSOE y ambos convencidos de que la capacidad intelectual del dúo ZP-Salgado conduce a España al desastre es algo que Zapatero no perdona. Pero MAFO no está dispuesto a alegrarle el día con una dimisión, ni mucho menos.

Por eso, en el PSOE se está gastando toda una inmensa, como peligrosa, campaña  de descrédito contra el gobernador. Sea la Seguridad Social el futuro de las pensiones o las medidas para incentivar el consumo, es necesario que todos los ministros cierren filas con ZP. Y contra Zapatero no lo tendrán fácil: por ejemplo, pesos pesados del Felipismo, como Carlos Solchaga y el propio González, han corrido a alinearse con MAFO y contra ZP. Es el momento de la venganza.

De todo este jaleo ha surgido la sospecha sobre elecciones anticipadas para el próximo otoño. Primero están las europeas de junio, pero si la crisis no mejora -y todo parece indicar que no sólo no mejorará la economía sino ni tan siquiera la Bolsa- hasta Rajoy podría ganar unos comicios generales, por lo que se vería obligado a adelantar la cita con las urnas.

Mientras tanto, nadie quiere ser el timonel de la nave, y Salgado no sabe qué hacer.

Eulogio López

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