Desde aquí animo con gran entusiasmo al presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina, a querellarse contra el canal de televisión Tele 5, por calumnia y atentado al honor (por lo menos). Sí, cuando el conflicto se establece entre un medio informativo, no digamos nada si es un periodista, y un poderoso de la economía, una multinacional en este caso, yo siempre estaré con el primero. Pero, en este caso no.

 

La razón es conocida por todos. En el programa "Aquí hay tomate", telebasura en estado puro del canal de Silvio Berlusconi y el grupo Vocento, una voz anónima acusó (bueno semiacusó, dado que hay que interpretarlo porque se expresaba fatal) al presidente de la compañía petrolera de estar involucrado en negocios de narcotráfico. Por si alguno de ustedes no había hilado convenientemente, estoy hablando de que si un torero se ha liado con una niña de la alta sociedad, que la ex del torero ha puesto como no digan dueñas a la familia de la presunta liada, cuya tía por parte de madre es la mujer de don Alfonso Cortina: ¿Me siguen? Como resulta que el padre de la presunta novia, que resulta que no, que, al parecer, no es novia del presunto torero (digo lo de presunto porque cada día lo hace peor en los ruedos) fue acusado de narcotraficante hace 10 años, juicio del que salió absuelto, pues la voz anónima decidió juntar la gimnasia con la magnesia e insultar a gusto a la familia, a la familia política, a Repsol YPF, etc.

 

Desde el punto de vista de Tele 5, la cosa también tiene su enjundia. La susodicha acusadora hablaba por teléfono. Los presentadores del programa le dieron paso reconociendo que no iban a decir quién era, pero que ellos sí lo sabían, por lo que estaban avalando la credibilidad de la insultona. En otras palabras, para poder insultar, lo que, al parecer, aumenta la audiencia, Tele 5 estaba convirtiendo el dignísimo e inviolable secreto profesional del periodismo en el uso del anonimato, la forma más cobarde de herir al prójimo.

 

Cortina monta en cólera y llama al presidente de Tele 5, Alechu Echevarría, quien, en uno de sus peores papeles, reconoce que la programación se le va de las manos y que, en pocas palabras, manda menos que un gitano en un juzgado. Vamos, que sólo es el presidente. ¿Berlusconi? Es un chico muy ocupado. Lo único que quiere de sus televisiones es que le den mucho dinero y más poder. Cortina exige saber quién es la injuriadora, y el canal se niega, en nombre, claro, del secreto profesional, a manifestarlo.

 

Para más pitorreo, un día después del desaguisado, el canal se disculpa, con una vaga alusión a una persona (por Cortina) que no estaba metido en el ajo.

 

Es una querella de libro, que Cortina y la petrolera ganarían de calle, y que conllevaría la correspondiente sanción pecuniaria. Uno no pretende dañar a los colegas de Tele 5, pero está a favor de la querella porque esa sería la mejor forma, creo que la única, de terminar con la tele-mierda y el periodismo basura. Porque una sentencia contra todos estos programas ofensivos, injuriosos, pornográficos (en horario infantil), no tiene límite. Recuerden cuando el rey de la tele-mierda, Javier Sardá, también de Tele 5, se atrevió a retar a los propios directivos de Vocento (Echevarría es presidente en representación de Vocento) con la chulesca afirmación de que "no se puede estar en misa y recaudando".

 

Está claro, la única forma de acabar con la telebasura es llevarle al juzgado. Hay que golpearles, "allí donde su corazón anida", en el bolsillo. Hay que crear un precedente jurídico que luego sea seguido por otros.

 

El martes 7 afirmábamos que el "pezongate", casi una travesura comparado con lo que vemos todos los días en España, le va a salir a la CBS (poco me parece) por medio millón de dólares. Entienden los norteamericanos que cuando a alguien se le concede una licencia de emisión de televisión en abierto, no puede exhibir pornografía. Los que quieren porno, o violencia extrema o telebasura en general, que se vayan a canales de pago, no a lo que puede ser visto por menores. Una licencia de emisión en abierto no se da a cambio de nada.

 

Y al mismo tiempo, en Estados Unidos son muy serios en todo lo que se refiere a los que aprovechan la tele para jugar con el buen nombre ajeno o, sencillamente, con la mentira.

 

No, Cortina debe comenzar el proceso. No por él, ni por Repsol YPF, sino por la salud psíquica del pueblo español. Porque todas las crisis sociales ocurren cuando se impone el "Todo vale". Así de simple.

 

Esta técnica creo que resultará mucho más eficaz que el debate que solicita Rodríguez Zapatero para que no se emitan determinadas cosas en horario infantil, y prometiendo un debate público sobre la materia. Porque lo de debate a los chicos de "Aquí hay tomate", así como al consejero delegado de la cadena, Paolo Basile, les puede provocar espasmódicas carcajadas. Además, abrir un debate es la mejor manera de enterrar un proyecto. El pueblo sabe muy bien dónde está el límite que no se debe sobrepasar, pero cuando el debate es precisamente eso, público, lo único que se consigue es divagar sobre los horarios de la nueva generación de infantes, sobre los conceptos de verdad y de mentira, sobre la pureza del cuerpo humano o sobre la libertad de prensa. Es decir, todas ellas cuestiones encaminadas a que la telebasura se mantenga y a que, incluso, los presentadores de tele-mierda se conviertan en enjundiosos intelectuales.

 

Por cierto, los foros de la red en las que ha surgido el caso Cortina, en contra de lo que podía esperarse, apuntan todas sus baterías contra Tele 5, y en defensa del  presidente de una multinacional petrolera. Realmente, la gente empieza a cansarse.

 

Eulogio López