Como madre de familia y en nombre de la Asociación Cultura de la Vida, quiero agradecer a todos los que han hecho posible el avance de la cultura de la vida: periodistas, políticos, la Iglesia, organizaciones defensoras de la vida y a cuantos se manifestaron en Madrid el 17 de octubre, cuya cifra fue millonaria.
La cultura de la vida es una cultura al servicio del hombre y de su derecho fundamental, el derecho a vivir. La cultura de la muerte que subyace detrás de las leyes abortistas es retrógrada, corrupta y servil a grandes multinacionales angloamericanas que buscan que los políticos impongan el aborto, temerosas como están de verse obligados a compartir su riqueza, procedente, sobre todo, del saqueo a países pobres.
Muy importante que haya medios que se fijen en el importante avance de la defensa de la vida. Hemos visto a un PP que se ha mojado -comenta un periódico digital-. La diputada Sandra Moneo ha utilizado los argumentos del Consejo Fiscal: la regulación que quiere sacar adelante el Gobierno es propia de los viejos países comunistas en los que el aborto era un sistema anticonceptivo.
Casi todos los diputados de CiU han votado contra el Gobierno () Y hasta Rosa Díez ha criticado el nuevo derecho. La pobreza de los argumentos de la ministra Aído ha sido astronómica (). En cualquier caso se puede decir que se ha producido una derrota parlamentaria pero se ha escenificado una victoria cultural.
Josefa Romo Garlito