Un señor cobra su nómina -eso, si tiene la fortuna de contar con un empleo- a través del banco y de ahí va sacando lo necesario para pagar sus gastos. A fin de mes puede estar en casi cero. ¿Vamos a gravar eso Los bancos se han convertido en el ladrillo, o el calcetín de la familia de hoy. Además, el depositante ya ha pagado.

Gravar los depósitos resulta aún más injusto que gravar el patrimonio. Impuestos sobre las rentas sí, pero no sobre las rentas que ya pagaron impuestos y se han convertido, por necesidad de la complicadita vida moderna, en depósito bancario o en patrimonio.

Se me dirá que puede instrumentarse, y así suele hacerse, un impuesto sobre los depósitos bancarios no grava al depositante sino al banco. ¿Y qué Eso es como decir que el aumento de las materias primas no grava al consumidor sino al hipermercado. ¿De verdad hay alguien tan tonto como para pensar que el hipermercado no va a repercutir ese impuesto en la relación calidad-precio que exige al consumidor Pues el banco lo mismo con el depositante.

Pero, en cualquier caso, cuando hablamos de la justicia de los impuestos no hay que ver las consecuencias sino si el gravamen, en sí mismo, es justo e injusto. Gravar las plusvalías o los dividendos es justo, independientemente de que las consecuencias previstas puedan resultar nocivas. Pero gravar lo que ya ha sido gravado constituye, además, una injusticia flagrante.

El ministro Montoro (en la imagen) tiene necesidad urgente de fondos. Quizás debería buscarse otras vías.

Eulogio López

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