Desayunos de RTVE, dirigidos por la inefable Ana Pastor, no confundir con su tocaya ministra. Los tertulianos del programa se dividen en progres de izquierda y progres de derechas. En este caso me refiero a un progre de izquierdas.
Se habla de Grecia y entonces la conductora y el tertuliano se enredan. Tiene clarísimo que el neonazismo ha entrado en el parlamento heleno pero el gran triunfador no es la ultraderecha sino la ultraizquierda comunista. Y entonces empezó el baile:
-Quiero decir, la izquierda...
Pastor acude en su ayuda:
-...la izquierda a la izquierda...
-...eso, la izquierda de la izquierda.
Y es que el Frente Nacional francés o los nuevos diputados griegos son ultra o neonazis, pero la izquierda negra, roja como el fuego, y tan partidario de Stalin como los otros de Hitler, no es ultraizquierda, porque lo de 'ultra' suena feísimo, sino la "izquierda de la izquierda".
En plata: la ultraizquierda no existe, porque si eres de izquierda eres bueno y ser ultra es muy malo. La ultraderecha sí que es ultra. Es más, no existe la derecha sino sólo la ultraderecha o conservadores medio lelos a los que engañan los ultras. Y que viva la ecuanimidad.
Es muy malo que un partido neonazi entre en un Parlamento democrático pero no lo es menos que los comunistas hagan lo propio a costa de cambiarse el nombre. El nazismo ha sido un horror homicida de la modernidad, el comunismo incluso batió su marca de víctimas, que ya es decir, y ambos resultan igualmente repudiables.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com