El Ejecutivo griego no quiere estar sometido a la libertad de los diputados helenos

 

El pasado viernes, el Parlamento griego aprobó una moción de rondón según la cual el ministro de Finanzas no se vería obligado a consultar al Parlamento para tomar nuevas medidas si fueran necesarias. Por supuesto, muchos griegos han pataleado ante lo que supone la muerte misma de la democracia. Porque el Parlamento existe precisamente para controlar al Ejecutivo. O más bien, para ordenar al Gobierno que ejecute las decisiones emanadas de la soberanía popular. Restar esta competencia al Parlamento es convertirlo en mera comparsa institucional.

Pero esta decisión no es casual. Se toma porque Alemania ha optado por aflojar la chequera, hacer visible la ayuda de carne y hueso, pero al mismo tiempo controlar de cerca al Gobierno griego. Es lo que algunos ya han calificado como protectorado alemán.  Lo que ha ocurrido en Alemania es una tarjeta amarilla para España. Porque aunque no seamos Grecia, nos empezamos a parecer peligrosamente.

Andrés Velázquez

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