Merece la pena escuchar el programa del profesor
Javier Paredes, sobre la historia de
la Virgen de Guadalupe, que incluye una narración abreviada del
Nican Mopohua y merece la pena reparar hoy, 12 de diciembre festividad de la patrona de México y de Iberoamérica. Guadalupe es muchas cosas, pero, es, ante todo, una demostración científica de la estupidez cientifista, una demostración empírica de la necedad del empirismo. En definitiva, no sirve de nada mostrarle y demostrarle un milagro a un progresista: su credo a priori le prohíbe creer en ello. Y así la modernidad
negado el milagro del indio
Juan Diego, burlándose de esa historia de niños... a pesar de que no hay explicación racional para que alguien haya pintado cuatro escenas, con muchos personajes, hace 400 años, en las diminutas retinas de la imagen. Como es milagroso que una tilma de tela basta, besuqueada durante 4 siglos por millones de personas, permanezca incólume y haya sobrevivido hasta un atentado.
Los pormenores lo tienen en el libro de Francisco Ansón Tres Milagros para el Siglo XXI.
¿Quieren milagros, ahora mismo, en el siglo XXI? Pues vayan a Guadalupe. A lo mejor es que no los desean tanto como presumen. Y es que no hay nada tan poco científico como el cientifismo. Ni nada tan tonto.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com