Está destinada al colectivo gay, dedicado al amor entre personas de un mismo sexo, en ejercicio de su libre opción sexual. Se trata de una importante obra científica que me llega tras haber contemplado cómo los periódicos más relevantes del país han tomado nota del reto que los pobres homosexuales, asediados por la inquisición vaticana, lanzaron al Papa durante su visita a Barcelona. Para defender sus justísimos intereses, tuvieron que darse al morreo, (labios, no culo) en la calles de la Ciudad Condal.
Lo confieso, he dudado antes de publicarla, pero no me queda otro remedio. Va una persona con sentido común, contempla esta maravilla y, a partir de ahí, todo su ser sufre una especie de sacudida y comienza a colocar la homosexualidad allá donde radica y a donde se encamina: al culo.
Y, coñas parte, también se experimenta una tristeza sin límite. La víctima de la cochinada homosexual es, ante todo, el homosexual, condenado al infierno que el Ministerio de Sanidad de ZP (y las comunidades autónomas del PP, que en eso no le van a la zaga) financia con singular entusiasmo.
Eulogio López
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