Las teles promocionan la infidelidad matrimonial, quizás porque es la única forma de darle la puntilla al compromiso, que es la clave, no ya de la familia o del matrimonio, sino de la raza humana.

Hemos creado el sexo sin procreación -y la procreación sin sexo-. Con eso se nos ha ido uno de los fines del matrimonio. El otro, el mutuo auxilio, vulgo amor, que conlleva la lealtad, nos los vamos a cargar en breve: está surgiendo todo un sector económico, variante de la prostitución, sólo que a comisión -o sea que la comisión del proxeneta se la lleva la empresa de contactos: gente solvente con capacidad para anunciar en televisión sus servicios. Ni que decir tiene que la cadena progresista La Sexta se ha apresurado a promocionar.

Sobre el matrimonio hay muchas teorías. Los hay que rechazan el matrimonio cristiano, para toda la vida, y las hay que creen en el compromiso reversible del divorcio, también conocido como poligamia sucesiva. Pero todas ellas han defendido la fidelidad como elementos clave de la pareja. Nuestros progres intentan ahora cargarse ese elemento que queda. Lo que nos lleva a pasar del matrimonio al divorcio indisoluble. ¿No es estupendo?

Eulogio López

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