- La clave: que ADIF financie sus inversiones con un canon que le ofrezcan operadores privados.
- Sí, peor parte con una deuda de 11.000 millones de euros, más otros 5.000 millones de RENFE.
- El capital privado quiere entrar en el AVE, no en otros servicios.
- Se prevé una fuerte reducción de plantilla.
- Ni aún así, la ministra se enfrenta a unos sindicatos recalcitrantes que no aceptan ni negociar las condiciones de la liberalización o privatización.
- Y la vía estrecha, hacia su desaparición.
Es una de las privatizaciones, o liberalizaciones, más difíciles, entre otras cosas porque el ferrocarril, y en especial RENFE, cuenta con un poderoso aparato sindical que simplemente se niega a que entre la iniciativa privada y cualquier tipo de cambio.
Además, la privatización parcial de los servicios de mercancías se ha mostrado un fracaso.
La clave de todo el proceso consiste en convertir a ADIF -constructora de las vías-, en un gestor de infraestructuras. Es decir, que los operadores privados también transportarán viajeros y, a cambio, pagarán un canon al Estado.
Ahora bien, el problema es que se parte de una deuda muy alta: 11.000 millones de ADIF, más de 5.000 de RENFE, el resto, los ferrocarriles de vía estrecha (FEVE) que, por cierto, van a desaparecer.
La ministra Ana Pastor (en la imagen) habla de negociar, pero lo cierto es que los sindicatos no quieren negociar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com