El nuevo presidente de Yemen, Abd Rabbu Mansur Hadi, ha jurado este lunes su cargo advirtiendo de que el país atraviesa una "fase compleja y difícil" y que los yemeníes han expresado "claramente" su deseo de "seguridad, estabilidad y cambio". Hadi obtuvo la confirmación de su cargo en los comicios de la semana pasada, en los que fue el único candidato.
Por su parte, el presidente saliente, Alí Abdalá Saleh, se vio obligado a renunciar después de 33 años en el poder a causa de las fuertes movilizaciones populares y de la consiguiente presión internacional a que se enfrentó a lo largo de 2011. Saléh dijo: "Llamamos a todos los hijos de la nación a permanecer junto al Gobierno, llamo a la solidaridad nacional para confrontar el terrorismo, principalmente el de Al Qaeda".
Sin ir más lejos, este sábado murieron 21 personas en un atentado perpetrado por Al Qaeda. Por eso, la lucha contra esta organización terrorista es una de las prioridades del nuevo presidente Hadi, quien en su discurso de investidura ante el Parlamento en Saná consideró que este asunto es "un deber nacional y religioso para lograr el retorno de los desplazados".
Y es que la actividad de la organización terrorista islámica y sus grupos afines se ha intensificado desde que estalló hace más de un año la revuelta contra el régimen de Ali Abdalá Saleh, cuya salida definitiva del poder se produjo ayer con la toma de posesión de Hadi.
Recordemos que la población de Yemen se divide en un 99,9% de musulmanes (suníes, 53%; chiíes, 46,9%); otros (cristianos, judíos e hindúes), 0,1%.
José Ángel Gutiérrez
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