Sr. Director:
En el programa Claves para un mundo mejor, del sábado ppdo., Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, reflexionó sobre los proyectos de educación sexual en estudio en los distintos ámbitos legislativos.
El prelado recordó que son proyectos totalitarios, pues desconocen los derechos de los padres que son siempre los primeros responsables de la educación de sus hijos y ponderó las iniciativas que proponen la creación de talleres para padres, a fin de capacitarlos para que sean ellos quienes transmitan estos conocimientos a sus hijos.
Señaló que no basta que no se obligue a las escuelas católicas a dictar planes oficiales y reafirmó la preocupación de la Iglesia por la multitud de chicos, la mayoría bautizados en la Iglesia Católica, que siguen su educación en las escuelas oficiales.
Fustigó, asimismo, la superficialidad y frivolidad con que hoy se insta a experiencias sexuales precoces. Exhortando finalmente, a volver a predicar y a catequizar seriamente acerca del 6° Mandamiento y de sus implicancias y de la virtud de la castidad.
Transcribimos a continuación el texto completo de la reflexión:
LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ESCUELA
Últimamente se ha desatado de nuevo la controversia sobre la educación sexual en los colegios. Hace dos años una Ley Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (así se la llamaba) ha prescripto que en los colegios debía impartirse instrucción sobre este tema tan delicado. Al parece esa iniciativa fue insuficiente.
Ahora el Ministerio de Salud de la Nación es el que está impulsando que las jurisdicciones provinciales incorporen, por sus respectivos Ministerios de Educación en la currícula de los colegios primarios y secundarios esto que se llama educación sexual.
Hay un dato interesante que ya advierte la orientación que suelen tener estos proyectos legislativos. En el ámbito nacional se decidió para el año próximo duplicar la provisión de métodos anticonceptivos a los hospitales públicos de todo el país. Se trata de una inversión de nueve millones de pesos con los cuales se piensa distribuir cinco millones de anticonceptivos hormonales orales, 850.000 anticonceptivos hormonales inyectables, 460.000 dispositivos intrauterinos (el DIU considerado abortivo), 8 millones de preservativos, más de 600.000 anticonceptivos hormonales compatibles con la lactancia materna, y 2.500 kits de instrumental para colocación del DIU. Creo que estas cifras dan la pista de la orientación de este tipo de proyectos que suelen proponer instrucción sobre la genitalidad humana y provisión de elementos para cuidarse, como se suele decir.
Todo lo contrario de lo que nosotros llamamos educación para el amor y que se podría completar diciendo que debe ser una educación para el amor, la castidad, el matrimonio y la familia".
Estos proyectos tienen además una característica totalitaria pues desconocen los derechos de los padres que son siempre los primeros responsables de la educación de sus hijos. Y este derecho vale de un modo peculiar para estas materias tan esenciales que tienen tanto peso en la formación de la personalidad.
Existe algún proyecto alternativo que sugiere que el Estado, en su papel subsidiario, que es lo que le corresponde, proponga talleres de educación sexual para los padres para que sean ellos quienes transmitan estos conocimientos a sus hijos. Sobre todo si se suele decir que son los padres los que tienen el derecho y el deber de poder instruir a sus hijos en esta materia, pero que no son competentes. Pues bien, entonces que el Estado les ayude a comprender mejor estas temáticas y a transmitirlas con precisión porque aquí es imprescindible respetar el derecho de los padres acerca de la orientación filosófica y aun espiritual o religiosa que quieren imprimir a la educación de sus hijos.
Para la Iglesia no basta que se excluya a las escuelas católicas de la obligación de dictar planes oficiales que suponemos la orientación que van a tener sin necesidad de ser maliciosos. También nos preocupa la multitud de chicos, la mayoría bautizados en la Iglesia Católica, que siguen su educación en las escuelas oficiales.
Aquí se está jugando algo muy importante para la juventud argentina y para la sociedad toda en su conjunto, que es una educación integral que sepa reconocer la sexualidad en el conjunto de la persona y que esté orientada verdaderamente al amor, a la familia, a la educación de los afectos y no simplemente a una instrucción superficial que lo que hará será solamente transmitir una falsa seguridad e impulsar, incluso, a la promiscuidad y al acceso temprano, más temprano del que ya tenemos que lamentar hoy día, a la experiencia sexual.
Y esto dicho para lo que a nosotros, pastores, nos corresponde: tendríamos que volver a predicar y a catequizar seriamente acerca del 6° Mandamiento y de sus implicancias y de la virtud de la castidad. Esto es más saludable y más digno que repartir preservativos el Día del Estudiante, como se hizo con una frivolidad inconcebible.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
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