La violencia de género, cualquiera que sea la edad de los niños que la padecen, se ha demostrado que es la causante de los efectos negativos en la infancia: Problemas físicos como retraso en el crecimiento, alteraciones en el sueño y alimentación, disminución de habilidades motoras. Graves alteraciones emocionales como la ansiedad, la ira, la depresión, la baja estima. Ciertos problemas cognitivos como el retraso en el lenguaje, menor rendimiento escolar. Numerosos problemas de conducta como escasas habilidades sociales, agresividad, inmadurez, señala la pediatra Lola Aguilar Redorta.
Por otra parte, alrededor de 200.000 chavales están acogidos por órdenes de protección, como sus madres, pero menos del cuatro por ciento obtienen atención especializada, según Save the Children.
Desarrollarse entre el pánico y la inestabilidad, es la anulación de los chicos. Su mundo se bambolea y no hay referentes a los que afianzarse. No nos pegaba pero su entrenamiento favorito era ponerle un cuchillo a mi madre en la cara o apretarle el cuello hasta que no podía respirar. El lecho de los retoños era el amparo buscado por la madre para evadirse del padre.
No salía la voz de mi cuerpo. Era mi padre al que yo tenía que denunciar y contarles a unos desconocidos que, en realidad, mi padre era un monstruo.
El pánico en estado puro; los malos tratos, la humillación, la vejación y los abusos carnales que le ocasionó su propio progenitor y que su madre, torturada por los malos tratos, ignoraba. El padre lleva diez años en la cárcel y le quedan otros nueve años para cumplir el veredicto del juez.
Si hace un tiempo llegó el momento de comenzar a dar protección a las mujeres, hoy es la hora de defender a sus hijos.
Clemente Ferrer
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