Charla con un viejo, y muy prestigioso, catedrático de Periodismo, uno de esos académicos que siempre estuvo, lo prometo, a la última, a la última doctrina o escuela académicas, quiero decir. Pero estar a la última no significa ser feliz. O sea, la misma diferencia existente entre tradición y moda: uno puede estar pendiente de las novedades y no vivir en lo insustancial, en lo transitorio, esclavo del azar. Para mi profe, la prensa independiente de Interne es un interesante fenómeno, al que dedicar tiempo de estudio, pero no deja de ser un complemento de la prensa importante, la tradicional, la seria, la que ha crecido hasta adquirir el carácter de multinacional.
Si trasladamos esta sensación del claustro a la calle, creo que la diferencia estriba en vivir pendiente del poder o de la influencia. Porque claro, ¿cómo medir la influencia de un medio informativo?
Intentaré explicarlo de otro modo. Acabo de escuchar a la diputada recién estrenada, Rosa Díez, que la reforma de la ley electoral española no interesa a los dos grandes partidos, pero que "está en la calle". En efecto, la gente no vota al que le gusta sino al que menos le disgusta, al menos malo, o peor: vota a uno por fastidiar al otro. En España, el 9 de marzo la mayoría de los electores han elegido PSOE y PP, no porque le gusten populares y socialistas, sino porque le disgusta el egoísmo nacionalista. Y no ha votado a los partidos cuyos programas y propuestas le parecen más serios –partidos cristianos, partidos verdes, partidos temáticos- porque consideran que es un voto perdido o porque con ello no fastidian a quien realmente pretenden fastidiar. Pero la almendra es la misma: la inmensa mayoría de los españoles estaría dispuesto a una serie de medidas regeneradoras de la democracia, como las listas abiertas, un sistema más proporcional de votos y supresión de barreras de entrada (el famoso 3 o 5% de votos mínimos), circunscripción única etc. En definitiva, un país en el que un voto en Álava no valga como cuatro en Madrid. El poder intentará que no se plantee la cuestión, pero la cuestión "está en la calle".
Pues bien, justamente eso es lo que ocurre con el periodismo en Internet. Y a partir de ahora, aclaro, por periodismo internetero no me estaré refiriendo a los ‘punto.es', o ediciones digitales de los medios tradicionales –sean periódicos, radio o TV. No me estaré refiriendo al periodismo independiente de la red, formado por pymes y micropymes, como Hispanidad.com.
¿Cuál es la nota distintiva de este periodismo? Su pequeñez. La prensa gratuita, otro fenómeno nuevo, no es pequeña: se trata de estructuras empresariales de gran cabotaje, multinacionales que están sangrando a la prensa de información general en sus cuentas de resultados, pero no en su influencia. La prensa gratuita puede ser cutre –lo es- pero no es pequeña. Por tanto, no es libre. Metro es una empresa tan grande como PRISA. Y no olvidemos que el debate sociológico, la cuestión social en el mundo moderno, no es lo público contra lo privado, sino lo pequeño contra lo grande. Acudo, una vez más, al eximio Chesterton: "¿Qué más me da que todas las tierras del condado estén en manos del Estado o que sean propiedad del Duque de Sutherland?" ¿Qué más me da –podríamos aducir- que todos los medios informativos –el mayor poder de hoy en día- estén en manos del Estado o que estén en manos de la familia Polanco? El enemigo de la libertad de prensa hoy no es ni lo público ni lo privado: es lo enorme. Entre otras cosas porque el señor Duque acaba por ponerse de cuerdo con el Gobierno –que encarna al Estado- o mejor, se hace con el control de ese Gobierno. Si quiere ustedes paladear esta triste realidad en España no tienen más que contemplar el crecimiento del grupo PRISA con Felipe González, el de El Mundo, y Planeta, con José María Aznar o el de La Sexta con Rodríguez Zapatero.
Ergo... el primer motivo estratégico de este periodismo independiente digital debe ser el de no crecer, el de no hacerse grande. En Hispanidad queremos creer en lectores y en anunciantes, pero no en socios, ni en capital, ni tan siquiera en beneficios -basta con ser rentables para seguir contando historias-. Antes se decía que "donde no hay publicidad resplandece la verdad". Pues bien, nosotros creemos que cuando las empresas periodísticas crecen es cuando se convierten en miembros del sistema de poder, del oligopolio informativo, de la aristocracia liberticida, del ‘lobby' que se reparte la información y que impone, sin apenas levantar la voz, qué es lo que se puede decir y qué es lo que se debe callar. En la sociedad de la información y la globalización pero, sobre todo, en la sociedad de la concentración empresarial, la verdad camina por sendas estrechas, por entidades diminutas.
En definitiva, Internet es un paraíso para la libertad de prensa. En un tiempo de concentración acelerada de medios, dodne sólo existen multimedias, la Red ha venido a echar una jarro de agua fría sobre el oligopolio informativo. Por eso los oligopolistas odian tanto a lo que llaman ‘los confidenciales' de Internet. Es lógico, el oligopolio en España está formado por cinco entidades: medios públicos o parapúblicos (por ejemplo, la Sexta no es pública, pero es parapública), PRISA-Sogecable. RCS-Unedisa-Recoletos, Planeta y Vocento. Esos medios es posible que canalicen el 90% del flujo informativo diario, y aúnan prensa, radio, TV y los medios más capitalizados de la propia Internet. Enfrente están... los confidenciales de Internet
Esas cinco megaempresas controlan, además de todos los medios, todas las modalidades: prensa nacional y local, prensa de pago y gratuita, prensa de información general y especializada, radio generalistas y radios temáticas, televisiones generalistas y TV temáticas, Canales de pago y canales gratuitos, canales de TV analógicos y digitales, nacionales y autonómicos, provinciales y locales. No sólo eso, sino que, además, ninguna autoridad antimonopolio –quizás porque las autoridades trabajan para los señores de la prensa-se ha preocupado de establecer incompatibilidades entre emisión y producción: es decir, que controlan las dos grandes tendencias del mundo de la información y el entretenimiento: la producción (incluidas las compras de derechos) y la emisión. Frente a ese oligopolio, ¿qué queda? La prensa independiente de la WWW, los denostados confidenciales. Los únicos que ofrecemos una información distinta. No más rigurosas: sólo distinta.
Y lo hacen con un lenguaje distinto. La mayoría de los confidenciales se alejan del periodismo objetivista para hacer un periodismo valorativo, explicativo. En fino, a esto se le suele llamar periodismo analítico, pero lo de menos es la definición: el periodismo independientes de Internet no busca "no pillarse los dedos", sino explicarle al lector las claves de lo que ocurre. No se busca la objetividad, sino que el lector posea las claves de lo que ocurre.
He hablado del oligopolio español, una especie de plutocracia informativa. Con razón los editores españoles se abstienen de salirse de los márgenes de crítica al poder marcados por el propio oligopolio, por el sistema: los grandes editores no están sometidos al Sistema de poder, sino que forman parte del mismo. Entre bomberos, no hay que pisarse la manguera.
Ahora bien, los ‘outsider', los chalados de la prensa independiente de Internet, no forman parte del Sistema, que les desprecia, ergo son infinitamente más libres. He estado 20 años en redacciones y llevo 12 en Hispanidad: sé de lo que hablo y sé donde he podido escribir con libertad: en la red.
En todo el mundo sucede algo parecido. Caso argentino, donde no hay estructura informativa empresarial y la publicidad en TV procede, en un 70%, del Estado. Es decir, que no dependes de Emilio Botín o de Francisco González, sino de Cristina Fernández de Kirchner. Y qué casualidad, en la prensa argentina se dejan ver críticas a los grandes empresarios mucho más duras que en España, donde, casualmente las críticas periodísticas a los políticos son más duras que hacia los banqueros. Con dos modalidades distintas, en los multimedia españoles no hay libertad, en los argentinos tampoco: Lo mismo me da que toda las tierras del condado...
Cual es el secreto de la libertad informativa hoy: empresa diminutas, caces de llegar a todos los rincones del planeta gracias a Internet, pero necesitados de muy pocos costes. Comprenden ahora por qué el principal objetivo de Hispanidad es no crecer? Bueno, salvo en lectores. De esos, cuantos más, mejor.
Creo que mi profe se ha quedado anticuado.
Eulogio López