Comedia romántica facilona que, como indica su expresivo título, está compuesta por historias entrecruzadas alrededor de un sinfín de personajes y su modo de vivir el Día de San Valentín.
El director Garry Marshall (que se hizo famosísimo gracias a la sobrevalorada Prettty Woman) demuestra que está en horas muy bajas cuando recurre a un argumento tan trasnochado. Un ejemplo, ya en el año 1959 en España, Fernando Palacios dirigió El día de los enamorados con un argumento muy similar y, a mi modo de ver, con mucho más encanto por la ingenuidad que derrochaban las parejas de novios protagonistas.
Pero los tiempos han cambiado, y aunque en esas Historias de San Valentín hay alguna que resulta agradable (la de la soldado que vuelve de Iraq sólo por 24 horas -interpretada por Julia Roberts-), la mayoría no aportan nada nuevo al panorama de historias de amor entrecruzadas, porque no tienen ni demasiada gracia ni originalidad. De esta misma línea era Love Actually que, aunque contenía alguna subtrama groserilla, otras resultaban tan inolvidables o tan graciosas que incluso perdonabas su ordinariez.
Historias de San Valentín es tan convencional argumentalmente que resulta desaprovechado el magnífico plantel de actores atractivos que se han reunido en el reparto (fíjense en la interminable lista que aparece en la ficha técnica). Porque esta comedia romántica es previsible en sus tramas y, lo que es peor, defiende lo políticamente correcto.
Por cierto, los responsables de los estudios Warner Bros ya han amenazado que habrá una secuela
Para: Los que vean todas las comedias románticas aunque sean almibaradas y previsibles