El caso del arzobispo de Recife frente a monseñor Fisichella resulta peligroso. En Nicaragua ya ocurrió un caso similar, y a todos ellos les encantan a la cultura de la muerte: niña de nueve años, violada y embarazada, a ser posible por un familiar: caso evidente de aborto, como si las excepciones hicieran el Estado de Derecho. Además, tanto en el caso de Nicaragua, como ya lo advertimos, se repite la misma circunstancia: para una niña de nueve años, abortar es tan peligroso como alumbrar. Una vez más, los pro-choice se rebelan como lo que son; doblemente inmorales, por homicidas y por mentirosos.
Como recuerda en su reciente encíclica Benedicto XVI, sin verdad, la caridad es mero sentimentalismo. Monseñor Fisichella se ha dejado llevar por el sentimentalismo, y eso es algo que se debe rectificar, como ahora se ha hecho: porque Cristo es el gran bastión frente al crimen del más inocente y más indefenso: el nasciturus.
Eulogio López
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