• Un bosque de mentiras para tumbar a un primer ministro, Viktor Orban, dispuesto a defender el derecho a la vida.

  • La historia de 'Jack' Morgan y Michael Bloomberg, dos almas gemelas.

  • Rumanía: los hijos que no tuvimos y los hijos que abandonamos.

Esta es la nueva historia del Nuevo Orden Mundial, esa ingeniería social anticristiana que pretende, no controlar el mundo, que ya lo tiene controlado, sino tiranizar al hombre. ¿Y cómo se tiraniza a un ser racional y libre? ¿Encarcelándolo? No, así sólo conseguirían arrojar cadenas sobre su cuerpo, pero no sobre su espíritu, que sufre las peligrosas inclinaciones a pensar y a amar (o a odiar).

No, para tiranizar al hombre el Nuevo Orden necesita crear un consenso del que no se salva nadie, so riesgo de ser condenado al silencio. Si se trata de un poderoso, por ejemplo, de un político, por ejemplo, si se trata del primer ministro húngaro, Viktor Orban (en la imagen), entonces hay que emplear todos los terminales del NOM contra su prestigio, porque nada resulta tan inane como el poderoso ridiculizado. Y en esta batalla pro ridiculizar a Hungría, todo vale. Lo primero, la mentira.

Porque no es que Hungría atraviesa un proceso de involución democrática hacia el fascismo. Eso al NOM le traería sin cuidado, pues propende a un ideario relativista –nada es verdad ni nada es mentira- que se adecúa con la misma facilidad al socialismo, al fascismo o al capitalismo especulativo. No, lo que no puede soportar el NOM es que el primer ministro Orban haya aprobado, con el apoyo de los votos libres de los húngaros, una Constitución que reconoce al cristianismo como esencia del Estado húngaro –es decir, reconoce la historia- y, encima, algo intolerable, defiende el derecho a la vida y protege al no nacido. Eso es pecado mortal en el decálogo NOM y ese es el origen de la campaña.

Pero, naturalmente, la estafa antihúngara no puede plantearse por la directa. Todavía hoy, aunque  extendido en casi todo Occidente, el aborto no puede ser vendido como un derecho –aunque así se haya promulgado, por ejemplo, en España- porque muchos han enterrado su conciencia pero su estómago. No, es preciso acusar a Hungría de otras maldades. En suma, hay que mentir para tumbar al Gobierno húngaro.  

De repente, vemos como todos los tópicos para atacar a Hungría se repiten en la prensa progre mundial. Verbigracia, artículo de Paolo Flores d'Arcais -que no es un mosquetero sino un miembro del consenso NOM-, quien acaba de publicar en El País (sábado 7) un artículo titulado "Hungría se desliza haci el fascismo". La tesis es la misma que escuchamos por boca de todos los voceros del NOM, dando esa impresión de grito generalizado en pro de la sensatez, táctica habitual del NOM.

Y así, el amigo Flores califica al Gobierno democrático húngaro, curtido en la lucha contra el comunismo, de fascista: ni más ni menos. Le acusa de haber pisoteado los siguientes derechos:

Libertad de prensa. Falso. Lo único que pretende el Gobierno Orban es que los valores que recoge su nueva carta magna no puedan ser impugnados -discutidos sí, no impugnados- desde los medios de comunicación y todo ello como propuesta, sin régimen sancionador. Vamos, que cualquier periodista húngaro puede defender con entusiasmo el aborto en cualquier medio sin temor a ser penalizado. Mucho más lejos, en sentido contrario, ha llegado la Ley de Igualdad española: si a un periodista español se le ocurre discrepar de la Ley contra la violencia de género está cometiendo delito. Las amenazas recibidas en Hispanidad, por ejemplo de la Junta de Andalucía, me otorgan seguridad en lo que digo. Te tienes que tragar todas las mentiras de los políticamente correctos en materia de 'violencia machista'.

Segunda acusación contra Hungría: ley electoral para permitiría a Orban perpetuarse en el poder. Falso. Mucho menos democrática es la legislación española que consolida el bipartidismo PP-PSOE, al tiempo que impone medidas plutocráticas para evitar cualquier renovación del arco parlamentario. Recordemos que en las últimas elecciones generales del 20 de noviembre se elevaron los requisitos para presentarse a los comicios y nadie dijo ni pío. Es más, los medios NOM, sobre todo los de la derecha política, aplaudieron con ganas para quitarse de en medio a los partidos llamados 'friquis'. Y así, ni una sola formación defensora de los principios no negociables cristianos (vida, familia, libertad de enseñanza y bien común) pudo comparecer.

Más mentiras: en Hungría, los jueves estás a las órdenes el Ejecutivo. No, hombre no: están a las órdenes de algo más peligroso para las libertades individuales: a las órdenes de los partidos políticos, exactamente igual que en España donde el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional son nombrado por cuotas parlamentarias, es decir por los partidos.

Y la mentira NOM más cómica de todas: el Banco Central Húngaro ya no es autónomo. Igualito que lo que ocurre con los 17 países de la Eurozona, que no dependen de los gobiernos, ciertamente, sino que simplemente han trasferido todas sus competencias monetarias al Banco Central Europeo, controlado, a su vez, por Berlín y París y cuya política, en diez años de euro, han llevado a que España casi cuadruplique el desempleo existente en Alemania.

Naturalmente, ante esta Hungría fascista, el bueno de Paolo insta a Merkel, Sarkozy y Cameron a castigar a Hungría y a derribar a Orban por procedimientos de lo más democrático, naturalmente, los mismos métodos con los que tumbaron a Berlusconi en Italia y a Papandreou en Grecia. Ni el uno ni el otro me caen simpáticos, pero no son dos fascistas, ¿verdad que no?

¿Cómo tumbar al primer ministro húngaro, elegido por los ciudadanos húngaros? Con la fuerza del dinero naturalmente, pues el NOM, en último extremo, no es más que plutocracia, es decir, el enemigo número uno de la democracia en el siglo XXI. Por pura casualidad, a Hungría se le niega la ayuda –ayuda para ahorcarse, pero esa es otra cuestión- que se facilita a otros países en dificultades económicas, como Irlanda, Portugal, Italia o España.

Y así, el FMI, otro instrumento clave del NOM, se niega a apoyar la deuda húngara mientras las agencias de calificación Fitch, rebaja la calificación del bono húngaro hasta la categoría de bono basura. Si para tumbar a Orban hay que asfixiar las economías de los húngaros, pues se hace y en paz.

¡Todo sea por evitar el fascismo en Hungría!

¡Qué pena no poder votar en Hungría! Lo haría por Orban, sin dudarlo un segundo.

La historia de 'Jack' Morgan y Michael Bloomberg, dos almas gemelas

Si John Pierpont Morgan ha pasado a la historia como prototipo de banquero, Michael Bloomberg es el prototipo de plutócrata según una definición muy clara: el hombre más rico de Nueva York es el alcalde de Nueva York. A eso se le llama otorgarle el poder político a los millonarios: es decir, plutocracia.

Los dos lidiaron con crisis que ellos mismos habían contribuido a crear. Morgan con la de 1929, Bloomberg con la de 2007. Pero el primero fue más valiente y tenía menos poder que el segundo.

La diferencia es que John Pierpont 'Jack' Morgan quería ser el alcalde de Wall Street mientras Michael Bloomberg sólo quiere ser presidente de los Estados Unidos, previo paso por el consistorio neoyorquino.

Morgan se conformaba con ser el más poderoso en los mercados financieros, el rey de la economía, mientras Bloomberg quiere ser el más poderoso en economía, en información y en política.

Y aquí entramos en la habitual confusión provocada por la macedonia ideológica en las que nos movemos. Tendemos a pensar que como es millonario, como son millonarios –en el caso de Bloomberg, además, republicano- son gente de derechas, defensores de valores conservadores, por ejemplo, del derecho a la vida. Oiga, nada más lejos de la realidad. No son cristianos. Solo son filántropos. Y ya saben lo de Chesterton: "¡Dios nos libre de los filántropos!".

Ambos hombres, Morgan y Bloomberg fueron –en el caso de Blomberg es- dos acendrados progresistas, En las primera décadas del siglo XX, Morgan se convirtió en mecenas del arte y de todo tipo de onegés, que entonces no recibían tan desgraciado nombre, pues ya saben ustedes que les sobra la 'n'. , mientras Bloomberg es un abanderado de los derechos de la mujer uno de los republicanos 'pro-choice' es decir, partidarios del aborto (total, es gratis para su bolsillo). Y una vez que mister Bloomberg ha plantado fama de abortista, es decir, de progre, ya puede dedicarse a forrarse de dinero. Eso ya lo ha conseguido.

Ni que decir tiene que el millonario progre de hoy es mucho más peligroso que el de hace un siglo, Michael mucho más peligroso que Jack. Morgan se conformaba con la filantropía del millonario, huérfanos y ese tipo de beneficencia mientras que la filantropía de Bloomberg es homicida y, además, la práctica, mayormente, con el presupuesto público, es decir, con el dinero de los demás. Y encima pretende convertir su filantropía en ley.

Otra diferencia. Morgan se hizo rico controlando Wall Street en su beneficio. Es decir, intentaba mitigar el riesgo de invertir en bolsa a costa de los demás accionistas. Bloomberg ha mejorado el proceso: no asume riego alguno, porque apenas invierte en bolsa: se forra indicando a los demás como deben invertir. Ha creado un monopolio informativo sobre los movimientos bursátiles, es decir, con mucho menos riegos que John Pierpont. Hoy, todo el mundo que quiera invertir o sencillamente estar informado, debe contratar la pantalla Bloomberg que, naturalmente, no es neutra sino que impone su ideología de profundidad, la ideología del rentismo: los valores… bursátiles. Morgan creía en el "tanto tienes tanto vales", Bloomberg, en el "tanto obtienes, tanto vales". Y ambos sin producir ningún servicio público que no sea el de acentuar el carácter mono plástico, es decir, injusto, de los mercados financieros.

Es como la diferencia entre el banco Citigroup y la agencia de riesgo Moody's. La segunda es mucho mejor negocio que el primero, porque no arriesga, simplemente se dedica a poner nota a los que arriesgan y a cobrar por ello.    

¿Cómo se combatía el monopolio bursátil de mister Morgan y cómo se combate el monopolio informativo de mister Bloomberg? Pues no invirtiendo en los mercados financieros. El que tenga dinero que lo invierta en algo productivo, en montar una empresa comprarse una casa. En definitiva, cree usted algo, produzca algo y con su excedente, siga creando –productos, bienes, información, lo que sea- o repártalo entre los pobres. Y nunca aspire a ser grande, es decir, a tener mucho poder, basta con tener mucha influencia.

Y, por supuesto, cuídese muy mucho de que, como Morgan, los millonarios controlen el poder o, como Bloomberg, que es mucho peor, los millonarios sean el poder. A Morgan no había que cederle el dinero, a Bloomberg no hay que cederle el voto. Son dos enemigos de la libertad individual.

La historia de un adolescente rumano. Los hijos que no tuvimos y los hijos que abandonamos

Los hechos ocurrieron años atrás, pero es una historia de ahora mismo y sí, muy real. El escenario es la Rumanía democrática, donde la gente hace autostop pero debe pagar por el servicio, lo que tenga.

Mi amigo Ramón, obrero residente en España, detuvo el coche en Rumanía, en cierta ocasión en que un adolescente le hacía el consabido e internacionalísimo gesto.

Se llama Gabriel. Ramón aceptó llevarle y resultó que el adolescente iba muy lejos y que no tenía dinero para pagarle. De hecho, mi amigo tuvo que darle de comer. Su historia era la misma de tantos huérfanos del comunismo soviético en toda la Europa central y oriental. Sus padres no habían abortado, pero le habían abandonado en una deprimente inclusa oficial. Pero como huérfanos forzados, él había decidió aprovechar la ley, un tanto hipócrita, del dictador Causcescu, según la cual los padres pueden abandonar a sus hijos en inclusas del Estado pero el abandonado tiene derecho a saber quiénes son sus progenitores. Y a nada más, claro está.

Total que el acogido de mi amigo se había decidido a conocer a sus padres. A fin de cuentas, el Estado ya le había criado, que es lo más duro, y a lo mejor le acogían.

No fue así. Cuando llamó a la puerta no le abrieron. Le dijeron que no querían saber nada con él. Ni tan siquiera le permitieron conocer a una hermana a la que, vaya usted a saber por qué, los esforzados progenitores sí habían aceptado. Nuestro protagonista tuvo que volverse a su familia 'oficial', nada entrañable, y su hermana abandonó el hogar, quizás por ese razonamiento de tantos hijos: querido padres, si fuiste capaces de hacerle esto a mi hermano, lo mismo me podrías hacer a mí.

Rumanía se lleva la palma en niños desechados, en dura pugna, eso sí, con otros países excomunistas. Es lógico: si desde niño te inculcan que la familia es una convención medieval, el deber sagrado de educar a la prole se convierte en eso, en una opción, la opción eterna del ser humano: entre el compromiso y el egoísmo, entre el bien y el mal.

Por cierto, mi amigo Ramón, desde España, en la distancia, ha jugado el papel de padre de Gabriel, quizás porque no olvida que su propio padre abandonó a su madre, es decir, que se quedó sin la mitad de su origen. Y esto está muy requetebién pero resulta que mi amigo Ramón es un joven prematuramente envejecido, y su pupilo voluntario, parece un adulto cuando lo cierto es que apenas ha  salido de la adolescencia.

Niños abandonados y hombres prematuramente envejecidos. Este es un fenómeno provocado por el leninismo, que no se cura con un mero cambio de régimen, porque los regímenes caen en un día pero la sociedad, para transformarse, exige varias generaciones de readaptación moral. Es la herencia del comunismo europeo: los hijos que no tuvimos y los hijos que despreciamos. La historia de Ramón, de Gabriel y de otros muchos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com