Nación española, financiación igualdad para todas las autonomías y nada de competencias exclusivas para Cataluña. Esas son las tres condiciones que los barones del PSOE, especialmente Manuel Chaves, Rodríguez Ibarra y Marcelino Iglesias, le han impuesto a Rodríguez Zapatero. Porque el problema del presidente del Gobierno no es ya que el Partido Popular le adelante en las encuestas, sino que se le rompa el PSOE. En otras palabras, si Zapatero no logra vender a los socialistas catalanes de Maragall y Montilla y a los nacionalistas de ERC y CiU un Estatut aguado, que deje las cosas como están salvo en el famoso 50% de IRPF- y al mismo tiempo contentar a los tres grandes graneros de voto socialista, que son Andalucía, La Mancha y Extremadura, deberá convocar nuevas elecciones.
Decíamos ayer La única salida que le queda a Rodríguez Zapatero, que se metió con gran entusiasmo en el avispero del Estatut catalán, intenta ahora salir a cualquier precio. El martes recibía a los barones regionales del PSOE y el miércoles por la mañana, el presidente extremeño Rodríguez Ibarra le recordaba en el lugar más importante para el PSOE, ante los micrófonos de la cadena SER- que o se aceptan las condiciones de los socialistas extremeños y andaluces que es tanto como decir del PSOE de Felipe González- o no habrá Estatut. Es decir, habrá rebelión de los diputados socialistas en el Congreso, la rebelión de la que habló Felipe González la pasada semana, en Sevilla, cuando bautizó a los diputados andaluces como El Club del no, y les animó a romper la disciplina de voto si Zapatero no enmendaba el Estatut.
Por tanto, no va a haber financiación distinta, no va a haber concepto de nación catalana (Chaves afirma que el término puede figurar en el preámbulo, pero con efectos meramente protocolarios), no habrá más dinero para Cataluña: la montaña parió un ratón. O eso, o se le rompe, no ya el Tripartito, sino el PSOE: por un lado el PSC y por otro el sur de España. Es lo que espera Felipe González para lanzar a su candidato, que no es otro que Javier Solana.
El felipismo está más vivo que nunca, y los votantes socialistas están con las tesis de Felipe González, de Chaves y de Ibarra, no con las de Zapatero, Maragall y Montilla.
Y todo indica que Zapatero cederá. Le va en ello su carrera política.