Juan José Hidalgo, del Grupo Globalia, recibió el encargo de David Taguas, de la Oficina Económica de Moncloa, para pujar por Iberia, y mantener, de esa forma, la españolidad de la compañía. Pero Pepe Aviones jugó sus bazas con técnicas de tratante de ganado: primero negó la información de Hispanidad en ese sentido, porque un buen tratante no debe mostrar entusiasmo alguno por lo que ambiciona. Luego, cuando se le preguntó directamente por la cuestión, advirtió que a lo mejor estaba interesado, siempre que se lo pusieran por debajo de los 3 euros la acción.

Recuerden que la única referencia –ojo, no oficial- era la del fondo especulativo TPG, acompañado por British Airways, que fijaba el precio de Iberia en los 3,6 euros por título, y que a los propietarios de la aerolínea –Cajamadrid, El Corte Inglés, BBVA y Logista- les pareció una tomadura de pelo. El cabreo de Moncloa con Pepe Aviones fue tremendo y don José perdió la oportunidad de su vida por querer amarrar el último euro.
Más aspirantes: Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual, los chicos de Marsans, otros tratantes de ganado de primera división. Pascual, en entrevista con el diario El País, negó que les interesara Iberia, luego resultó que sí, sobre todo cuando sus requetecabreados ex socios de Marsans, los suecos de SAS, les advirtieron que no les admitían ni tan siquiera como postores de Spanair, tan hartos están de que les hayan tomado el pelo durante toda una década.

Pero el buen tratante no se desanima. Por eso, para comprar Iberia, intentó llamar a capítulo a los alemanes de Lufthansa. Nada de nada. Los alemanes también querían comprar a precio de saldo y, encima, desde el asunto Endesa en Moncloa andan moscas con los germanos. Además, Iberia lo tiene que comprar una empresa española, al menos al 50%, y Pascual y Díaz son especialistas en comprar sin poner un duro, ganando muchos duros, y no dejar mandar al propietario. Total: ni Lufthansa quiere estos socios ni los quiere el Gobierno Zapatero, para quien ambos empresarios se sitúan un poco más a la derecha que Francisco Franco. Además, están más que escaldados del dinero público que se han llevado para reflotar Aerolíneas Argentinas, y que ha acabado con el actual presidente del CEO en los tribunales imputado por malversación de caudales públicos.

Ahora llegan José Manuel Lara y Juan Abelló. Estos ya son tratantes de ganado con mucha clase, por lo que emplean una técnica idéntica sólo que opuesta. José Manuel Lara, en un nuevo espectáculo circense que ningún amante del arte debería perderse, declaraba el domingo, vísperas de la Ceremonia del Premio Planeta, que, por supuesto que le interesa Iberia. Insisto: la misma técnica pero en otro extremo del péndulo: lo compro todo. De esta manera, el tratante consigue que nadie se pregunte por los estados contables del comprador, esto es, si realmente tiene dinero para comprarlo todo. Lara ha dicho que está dispuesto a comprar la pequeña Vueling –casualmente sin lanzar una OPA- y la gran Iberia. De la mano de Juan Abelló –otro cazagangas, hoy convertido en empresario socialista de toda la vida- y de Air France, porque es quien conoce el negocio (al parecer, en Vueling han aprendido poco) y porque no pertenece al ‘cor business' de Planeta: esto parece evidente.

Por si el juego de tratante no bastara, aparece doña Magdalena Álvarez, ministra no dimitida de Fomento, para explicar que el Ejecutivo vigilará el proceso. ¿Según qué norma, señora? Porque la acción de oro venció el pasado año y no fue renovada. Ahora bien, si el Gobierno exige que el 50% de Iberia sea español, es porque quiere una gestión española de Iberia, no francesa. Mientras que lo que Planeta desea es comprar un trocito de Iberia para venderlo en unos pocos años y obtener unas plusvalía estupenda.  

Porque, a todo esto, ¿quién necesita vender Iberia? Nadie, naturalmente. Como ocurre en otros sectores –por ejemplo, el eléctrico- Endesa se va a vender a una empresa poco más grandes y mucho menos rentable que la española, como es ENEL. Iberia es ahora mismo mucho más rentable que British Airways, que Air France o que Lufthansa. Entonces, ¿Por qué no compra en lugar de vender? ¿Qué plan industrial va a mantener una aerolínea filial de otra?

El problema es que España, y por tanto su tejido industrial, es un país en descomposición, donde casi todo el mundo es partidario del "toma el dinero y corre"… corre hacia el rentismo, se entiende. Un país donde todo el mundo tiene prisa por marcharse a casa, con la faltriquera llena, eso sí, para vivir de las rentas. Otros países de nuestro entorno, consideran que creare algo resulta mucho más gratificante y creativo. Pero los que piensan esto no suelen ser españoles.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com