Sr. Director:
Para desprestigiar a la Iglesia por su valiente oposición a la asignatura Educación para la Ciudadanía, hay quienes lanzan este dardo envenenado:
"La Iglesia no firmó la Declaración de los Derechos Humanos". Pero, ¿tenía que firmarlo la Iglesia? Ni el Vaticano ni el resto de los estados pequeños (Lienchenstein, Mónaco, San Marino o Andorra) formaban parte de la ONU, pues no se garantiza en la Carta su independencia; pero el Vaticano, miembro
sin voto, participa cuando se trata de cuestiones humanitarias. Por otra parte, La Iglesia tiene la mejor declaración de los derechos humanos, fundamentada en el mismo Dios, que se revela en la Biblia a favor del hombre. En el Evangelio, en la doctrina Social de la Iglesia y en los Diez Mandamientos, más que en esa declaración de 1948
insuficientemente matizada, se encuentra la mejor defensa de la persona que pensarse pueda, y no sujeta a relativismos según intereses del momento.
En la declaración universal de derechos humanos, se dice, por ejemplo, que todos tienen derecho a la vida (punto 3); pero hoy la ONU exige como condición para su ayuda al desarrollo, el aborto, crimen nefando.
Que la Iglesia, experta en Humanidad, está a favor de los derechos humanos, ya lo reconoció Einstein, judío alemán y científico: «Sólo la Iglesia, entre todos, se pronunció claramente contra la campaña hitleriana que suprimía la libertad. Hasta entonces yo no había mostrado interés particular por la Iglesia, pero desde aquel momento comencé a sentir afecto y admiración por ella a causa de su valentía. Era la única institución que había mostrado firmeza y audacia en defensa de la verdad intelectual y de la libertad moral». (Einstein en The Tablet de Londres).
Josefa Romo Garlito
pepirromo@yahoo.es