Según Iberdrola, el déficit de tarifa, es decir, lo que pierde la compañía al incurrir en gastos más elevados que la tarifa permitida, puede situarse en 498 millones de euros. Ahora bien, todo el mundo sabe que liberalización significa inflación, una luz más cara, y ningún gobierno está dispuesto a afrontar esa aparente sangría de votos.
Empezando por el final, puede decirse que lo mejor de Iberdrola es que sus ingresos crecieron un 30,7% hasta los 5.419 millones de euros, durante el primer semestre respecto al mismo periodo del año anterior y que ha doblado la potencia instalada en ciclos combinados (quema de gas) desde los 1.600 a los 3.200 MW. Galán recuerda que la mitad de los ciclos combinados construidos en España se deben a Iberdrola.
Más. Durante el primer semestre del año, el EBITDA creció un 9,3%, mientras el beneficio neto lo hacia en un 12,5% (653 millones de euros) con un apalancamiento que es el menor entre los grandes del sector.
Ahora bien, el problema es que durante el primer semestre del año, con un invierno muy frío y un verano muy calurosos, y sin pluviometría, España se ha quedado lejos de sus objetivos Kyoto, variable fundamental que tiene en Galán a su empresario más entusiasta. Por decir algo, las centrales térmicas de fuel (sí, existen, y siguen siendo necesarias) produjeron durante el primer semestre el 6,1% de la energía generada en España, frente al 1,9% del mismo periodo del año anterior. Y otro enemigo de Kyoto y de la ecoenergía, el carbón, se utilizó en un 10,5% de los casos, dos décimas más que un año antes. Por supuesto, la energía nuclear supuso el 35% de la producción. Gas y renovables, la energía de Kyoto, sumaron un 31,6%, a pesar de las fortísimas inversiones realizadas, especialmente por Iberdrola.
Por decirlo de algún modo, ¿qué es lo que hace bien Galán? Invertir y generar energía ¿Qué es lo que hace mal? Pegarse a Kyoto más de lo que aconseja el sentido común.