Antonio Viana-Baptista, presidente de Telefónica Móviles (TM), es un tipo un pelín estiradillo, impecable, planchadito,  más amante de coordinar y planificar que del pico y la pala. Por eso estaba predestinado a ser presidente, no consejero delegado. Pero la verdad es que como presidente de Telefónica Móviles, y como engarce con Portugal Telecom en Brasil (el gran mercado hispanoamericano), lo ha hecho bien. En la mañana del viernes 16, Viana-Baptista dio cuentas a los accionistas de la filial más laureada de Telefónica, la verdadera joya de la corona del Grupo. De hecho, el crecimiento internacional de la primera empresa del país es la del móvil, no la del fijo. Por lo demás, César Alierta, presidente del Grupo, tiene claro que la telefonía fija da de sí lo que da, como soporte de Internet, pero que donde se gana dinero es en móvil.

 

Eso sí, Luis Lada, el creador de TM, está en alza, y, al igual que Guillermo Fernández Vidal, otro importante directivo del grupo, no aprecia a Viana-Baptista, pero Alierta considera que no es el momento de hacer más cambios que los estrictamente necesarios, es decir, los políticamente exigidos.

 

Y es que la Junta de TM prefigura la de Telefónica, a celebrar a finales de este mes. La primera Junta de Accionistas con Zapatero de presidente. Por el momento, Alierta, personaje, por vínculos familiares y profesionales, más ligado al PP que cualquier otro, parece bien asentado en la Presidencia. Eso sí, tendrá que pagar su tributo tanto al PSOE de Zapatero, deseoso de hacerse respetar, como al mentor de Zapatero, Jesús Polanco, el hombre que realmente manda en España. Por eso, Ignacio Santillana, que en su día llevara Telefónica Internacional, expulsado por el PP en 1996, será aceptado en el Consejo de Administración de la Compañía. Ojo, no como consejero delegado (al menos, Alierta se resistirá todo lo que pueda), sino como vocal del Consejo que le arrojara hacia el grupo Prisa en 1996.

 

Además de Santillana, Alierta tendrá que aceptar (quizás en la misma Junta de finales de mes) a José Aureliano Recio, socialista de pro, socio de Carlos Solchaga, amigo de todos los españoles, afortunado en los juegos de azar, y aún menos amigo de trabajar que Viana. Un monstruo, que ya tiene  experiencia en Consejos, por aquello de que formó parte del BBVA… en representación de la cuota socialista, natualmente.

 

En definitiva, el cerco del PSOE a Telefónica ha comenzado. Al mismo tiempo, La Caixa continúa comprando acciones de Telefónica. A nadie debería extrañarle que la participación de la caja de ahorros catalana en la teleco siga aumentando hasta donde le dejen. Es más, Isidro Fainé continúa como vicepresidente de Telefónica, pero ha delagado en Antonio Masanell las labores de representación. Masanell cada vez está más implicado en Telefóncia, sobre todo porque dirige las comisiones de Auditoría y de Reputación Corporativa. El BBVA ya no pinta nada. Quien pinta ahora en Telefónica es La Caixa. Y el representante oficial de la entidad catalana en Telefónica (el oficioso sigue siendo Fainé), es un hombre como Masanell, discreto y duro como el pedernal, al que llaman "Seis pesetas" (es decir, más que duro).  

 

Mientras, Luis Lada ya ha descorchado todas las botellas que le quedaban por descorchar tras el triunfo socialista. Considera Lada que ha llegado el momento de postularse para la Consejería Delegada o, por qué no, para la Presidencia, en el caso de que Alierta cayera. Lada es más conocido en el Felipismo que en el Zapaterismo, pero la Administración económica de Zapatero está repleta de felipistas.