La ilusión monetaria es el fenómeno de "ilusión" que se genera a quien poseyendo más unidades monetarias dispone de menor poder adquisitivo. Obviamente, esto ocurre cuando la inflación es superior al incremento de unidades monetarias percibidas. Montoro conoce muy bien la teoría y la aplica con esmero.
Que los ocho millones de pensionistas pierden poder adquisitivo como consecuencia de la desviación de la inflación, "paga extra" en enero.
Que el medio millón de trabajadores que cobran el salario mínimo interprofesional pierden poder adquisitivo por la misma causa, mala suerte, que para eso son menos. Que los contribuyentes pagan más en términos reales como consecuencia de no deflactar la tarifa ni las deducciones ni mínimos vitales, ajo y agua.
Al fin y al cabo, casi nadie se entera de que "realmente" paga más. Sin embargo, se entera muy bien si le recortan la tarifa. Y así, los 310 millones de euros ahorrados por las familias españolas en el 2003 como consecuencia de la rebaja del IRPF se notan mucho más que los 1.200 millones de euros recaudados por Hacienda como consecuencia de la no actualización del IRPF. De la misma forma que Hacienda "se equivoca" nada menos que en once millones de declaraciones a las que retiene más de lo debido y les devuelve con seis meses de retraso y sin intereses de demora para regocijo del contribuyente que le sale a devolver (¡!).
Es lo que se conoce como "gestión psicológica de la fiscalidad". El contribuyente contento, y Hacienda también. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Miguel Sebastián patalea inútilmente porque sabe que el subconsciente colectivo relaciona PSOE con subida de impuestos. Y a lo mejor no se equivoca.