La verdad es que el etarra De Juana Chaos, futuro y entrañable papá en la Venezuela bolivariana, se lo ha puesto muy difícil a sus compañeros etarras en huelga de hambre. No sólo por la sospecha de que se estén atiborrando de pan Bimbo con mortadela, sino porque ya se sabe a dónde nos condujo la huelga de hambre del personaje: a recuperar en Irlanda y Venezuela el apetito, el normal y el sexual. Y es que el ayuno es muy saludable.

En cualquier caso, la norma moral, consiste en evitar que alguien se suicide. Ya saben que el suicidio es el homicidio más grave de todos, el desprecio hacia la vida otorgada. Y con el muy garantista sistema judicial español lo más probable es que, antes o después, los etarras en huelga de hambre se salgan con la suya.

Pero admito apuesta. A que ninguno se suicida. Estos terroristas son chicos amantes de la buena comida.

Eso sí, el reflejo en la sociedad vasca resulta mucho más triste. Observan al inefable Odón Elorza, ex alcalde de San Sebastián. No se revuelve contra el chantaje etarra del Bimbo y la mortadela sino contra el PP, quien según él debía dejar suelto a Josu Caradura (perdón, Bolinaga), quien fie ahora la tortura del cáncer sin haber pedido perdón a Ortega Lara por la tortura del secuestro.

Según don Odón, la lentitud del PP en ceder al chantaje está excitando los ánimos de los proetarras. Es el vivo ejemplo del verdadero daño infligido por ETA en Euskadi: se llama síndrome de Estocolmo y es también conocido con el sobrenombre de cobardía: el gobierno debe ceder en el caso del etarra con cáncer, no porque sea justo sino porque los secuestradores de Euskadi, los etarras, podrán cabrearse. Ya saben: policía, no me liberes de mis secuestradores porque éstos podrían enfadarse y matarme.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com

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