A pesar de las dimensiones que está alcanzando el escándalo ERE, el presidente andaluz se niega a relevar de su cargo al director general que ha sido imputado por la jueza Alaya en el escándalo de los ERE.
Bien mirado, Griñán es coherente con su decisión, pues la imputación de su subordinado sólo es el primer peldaño de una responsabilidad que lleva hasta la cúpula de la Junta, o sea, a él mismo.
De todos modos, parece que ya no se acuerdan de cuando exigía un día sí y otro también la dimisión de Camps tras ser imputado.
¿Es que lo exigible al PP no lo es al PSOE? Al menos así lo han practicado en el caso "Campeón" y lo están haciendo en éste.
Aunque aquí ya no será la justicia quien debe decidir, sino los ciudadanos en las urnas.
Xus D Madrid