Tras muchos años de aguantar, paciente e impacientemente, los consabidos y sempiternos atascos en la N340 la necesidad me ha hecho descubrir rutas alternativas en aras de evitar los gigantescos colapsos circulatorios.
Después de haber donado mis conocimientos a los más íntimos he decidido crear una floreciente empresa, por ahora sólo familiar, que por un módico precio: 10 euros la hora o fracción, acompaño a todo aquel que requiera mis servicios por trochas, vericuetos, veredas, caminos vecinales, que eviten las penosas esperas en la referida N340.
Quisiera dejar meridianamente claro, y aunque suene a hiperbólica paradoja, que todos estos atajos disfrutan de un mejor pavimento que la mismísima carretera nacional.
También diré que mi anterior indignación con los responsables políticos, a la vista de los sustanciosos ingresos, se ha tornado en mi más sincero y admirado respeto por la marcha de las obras de la futurísima autovía.
Manuel Villena Lázaro