El plazo de ejecución será de 10 años y la garantía exigida es de 10 millones de euros. De esta manera, el Gobierno avanza en los pasos esperados. Darle una televisión a Zeta y Mediapro que habían quedado fuera del pastel televisivo. Mediapro ha sido el buque insignia de la propaganda socialista. Su director, Jaume Roures, fue quien organizó la famosa gala de los Goya contra la guerra de Iraq y el que movilizó a los artistas por la paz. Esos que ahora están calladitos con Afganistán.
Roures actuará de comisario político en un pack al que se ha sumado Zeta y en el que el Gobierno quiere que se apunte La Vanguardia, cada días más filosocialista. Rubalcaba, el intermediario del PSOE con el Conde de Godó, trata de convencerle de que son lentejas. No habrá más licencias porque el Gobierno entiende que no existe más espacio.
Sólo queda fuera del panorama televisivo Pedro Jota. El Gobierno ha modificado su estrategia y ha decidido que al director de El Mundo ya no hay que matarle a besos, sino al modelo tradicional: a palos. Por lo demás, esta licencia traerá algunas consecuencias colaterales: el espacio radioeléctrico afectará a algunas televisoras locales que de momento emiten en situación de alegalidad hasta que todas las CCAA realicen sus correspondientes concursos.