Desde la Congregación para las Iglesias Orientales siguen con profunda preocupación el agravamiento de la ya frágil situación en Irak.
En estas horas trágicas los dos prelados, los arzobispos caldeo y siro-católico de Mosul, Mons. Nona y Mons. Moshe, están al lado de la gente: cristianos y musulmanes obligados a huir de sus hogares y de sus propias ciudades, en busca de la supervivencia. "En la tierra de Abraham, que se puso en camino siguiendo la promesa de Dios, se asiste al enésimo éxodo de cientos de miles de hombres, mujeres y niños, que ven como queda anulada para ellos también la promesa de la estabilidad y de la vida".
Por su parte, el arzobispo aseguró que las iglesias y las escuelas y los lugares católicos están abiertos a todos los refugiados, en un espíritu de cooperación entre los seguidores de las distintas religiones.
En nombre de los hermanos y de los fieles, evocó el apoyo y la paternidad del Papa Francisco y la solícita y solidaria oración de la Iglesia universal, que invoca el surgimiento de nuevas semillas de justicia.
Valentín Abelenda Carrillo