Más de 6.000 agentes privados de seguridad se desplegarán en Irak para sustituir a las tropas de ataque estadounidenses que se marchan.
O sea, que estamos hablando de mercenarios. Alguien dijo y, sinceramente, no sé como hizo el cálculo, que en el mundo hay 1 millón de mercenarios, la mayoría en Estados Unidos. Muchos de ellos han operado en Irak y nuestra televisión muestra a unos chicos, la mayoría formados en el ejército.
¿Qué diferencia a un policía de un agente de seguridad? El primero cobra lo mismo por cualquier función, independientemente de su peligro, y se le pueden pedir responsabilidades, al menos en una democracia, por el posible uso de la fuerza que la sociedad le ha concedido.
Un soldado se diferencia de un mercenario en que lucha por su patria y también en que cobra el mismo sueldo, generalmente bajo, independientemente del peligro que corra su vida y del cometido que se le asigne. También al ejército se le controla en una democracia. El soldado, aún cuando su soldada constituya su medio de ganarse la vida, tiene una vocación, el mercenario sólo tiene una profesión.
Por lo demás, la historia demuestra que todo país que deja su defensa en manos de mercenarios acaba por disolverse o por terminar en manos de los mercenarios. Los soldados de fortuna constituyen además, el instrumento favorito de la plutocracia, de los ricos, porque otorgan el poder a quien tiene dinero para pagarles. Fue el Partido Popular quien terminó con la conscripción: quizás debería replantearse la mili obligatoria. No siempre tiene que ser otro quien nos defienda.
Hablando de Irak, el globo sonda lanzado por Barack Obama sobre la posibilidad de terminar con los marines por demasiado costosos, va en la misma línea: sustituir a soldados que luchan por su patria por hombres que cobran por matar.
Por lo demás, los mercenarios son contratados para matar, no para investigar. No previenen la violencia sólo la contrarrestan y, en ocasiones, apoyan al malo, es decir, a quien les paga. Para un mercenario no existe la guerra justa o injusta, sólo la guerra. Y tampoco existe la tarea de prevención base de la labor policial o militar. Un mercenario es a un soldado lo que una secta a una Iglesia.
Y más: uno de los mercados más peligrosos que existen en el mundo es el bazar de las armas. No me refiero a sofisticados cazas o helicópteros de combate. No, me refiero a las armas de mano con la que se realizan las mayores matanzas. Por cierto, España es una gran exportadora de armas de mano. Pues bien, cuantos más mercenarios haya en el mundo, más demanda de armas, es decir, más oferta. No se puede privatizar la policía ni el Ejército; tampoco se puede privatizarla venta de armas.
Los pacifistas e internacionalistas deberían reflexionar (no a lo Pepiño Blanco, que cada vez que reflexiona monta un pollo) en que, cuando optan por destruir las patrias, también se están entregando a la ley de la selva, donde gana el más fuerte o a aquel que tiene dinero para pagarles, aunque se trate de un tirano o un delincuente.
El Imperio Romano, una de las tres grandes obras de la civilización occidental las otras dos son Jerusalén y Atenas- cayó porque los burgueses romanos se olvidaron de defender su mundo y dejaron esa defensa en manos de los mercenarios. Sus ejércitos estaban compuestos por bárbaros que terminaron por conquistar el Imperio Romano. ¡Anda!, si los soldados regulares de Ceuta y Melilla son en su mayoría de origen marroquí, incluido en la Legión, donde antes no se admitían. Algunos de esos soldados marroquíes empotrados en el Gobierno español viven en Marruecos y acuden a Ceuta y Melilla en jornada laboral, a cobrar del Ejército español aunque no sientan ningún amor por España.
El marroquí se nacionaliza español para poder entrar en el Ejército español y no vivir en la miseria. Pero no vende su lealtad: sólo sus brazos. Su fidelidad sigue siendo, está forzado a ello por sus vínculos familiares y sociales, con Mohamed VI. Son mercenarios marroquíes, que cobran de España pero al servicio de Marruecos. Es fácil imaginar lo que ocurrirá cuando el conflicto que ZP asegura estar superado, adquiera mayores dimensiones que las adquirirá. No lo pienso yo, lo piensan la práctica totalidad de los mandos militares españoles, aunque la disciplina castrense les impida hablar. Lo del Gobierno Zapatero constituye una verdadera traición a España y, sobre todo, una bochornosa cobardía.
El conflicto de Melilla hubiera sido una oportunidad de oro para justificar la expulsión del Ejército de los regulares de origen, y algo más que origen, marroquí. Los españoles lo hubieran entendido perfectamente.
Si la guerra es algo demasiado importante como para dejarla en manos de los militares, figúrense lo que ocurriría si se deja en manos de los mercenarios.
Posdata: Me equivoqué con Aznar. Es verdad que, como presidente del Gobierno, es decir, en visita oficial, no estuvo en Ceuta y Melilla durante su mandato. Pero también es verdad que cuando el inefable Pepiño le acusa de deslealtad al Gobierno español y a España (al parecer es él quien determina quién es leal, no sólo al Gobierno, sino a España misma) olvida que Zapatero, acompañado de Trinidad Jiménez, otra frívola, visitó a su majestad Mohamed VI estando donde ahora está Aznar, en la oposición, presididos por un mapa de marruecos donde se insertaba Ceuta, Melilla y las Canarias. Es la foto que ha dado la vuelta a los medios informativos del PP. Y esto es bello e instructivo porque demuestra que hasta la derechona mediática, la prensa pepera, puede tener razón de vez en cuando.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com