Sorpresa en Bilbao. Una rueda de prensa convocada con urgencia por el presidente de la Caja de Vizcaya y Bilbao (BBK, en vascuence), para anunciar su marcha por razones personales. Es cierto que Irala había sufrido recientemente la pérdida de su esposa tras una larga enfermedad y que él mismo había sufrido un infarto cerebral, pero se había recuperado con gran celeridad. Había dejado buena parte del día a día en manos del hombre al que él fichó, Ignacio Sánchez-Asiaín, hijo del que fuera presidente del Banco de Bilbao, José Ángel, pero seguía mandando, vaya que sí.
Por tanto, hay que buscar la razón última de su decisión en algo distinto. El hijo del que fuera secretario personal del lehendakari en el exilio, José Antonio Aguirre, criado en multinacionales, se marcha cuando el socialista Patxi López accede a Ajuria Enea, respaldado por el Partido Popular.
Y ojo, no era Irala un nacionalista boinardo. Todo lo contrario, afeaba a los actuales líderes del PNV su paletismo. Irala fue feliz dirigiendo la entonces ruinosa aerolínea española de bandera y la devolvió a un periodo de pujanza. Justo cuando había conseguido culminar una reconversión realmente compleja decidió volverse a su pueblo. Hoy, seis años después de su llegada a Bilbao, BBK figura en el furgón de cola de las cajas de ahorros por mora, es la entidad más solvente del sector y con una fuerte capacidad de generación de recursos.
El negocio queda por ahora en manos de Ignacio Sánchez-Asiaín, al que Irala fichó después de que Francisco González le echara del BBVA porque se atrevió a cuestionar sus compras bancarias, en un mal momento y llevado del irrefrenable deseo de imitar a Emilio Botín, que le iba dejando atrás. Ahora, independientemente de que se nombre a otro presidente político, en sus manos queda la tarea de fusionar las dos -Kutxa- o las tres -Caja Vital- entidades de ahorros vascas. Sánchez Asiaín está más próximo a los socialistas que a los nacionalistas.
Y lo más importante: Iberdrola. En la eléctrica de Galán han brindando con cava por la dimisión de Irala. Fue el presidente saliente de la BBK quien aseguró, en una comida off the record en la Asociación de Periodistas Europeos, que lo mejor era llegar a un acuerdo con el primer accionista, es decir, con Florentino Pérez. Galán le llamó inmediatamente, en cuanto el mensaje empezó a correr por la red, para evitar que tomara cuerpo la idea de un pacto que permitiera ACS entra en el Consejo. Y es que Galán sabe perfectamente que Florentino no se va a quedar ahí: lo que le interesa es la cabeza de Galán y luego, si se tercia, dar un pelotazo colocando Iberdrola al mejor postor: igualito que ha hecho en Fenosa.
Eulogio López
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