Magnífica crónica la de Lourdes Baeza en Gaceta de los Negocios sobre la frenética actividad del Ejército israelí. Está claro que los judíos no se creen el pacifismo de Barack Obama y mientras aseguran estar dispuestos a participar en un proceso de paz (y lo están, incluido el peligroso Netanyahu, sólo quieren que se reconozca su derecho a existir) se preparan para la guerra.
Lo mejor de la crónica de Baeza está en el texto, por ejemplo, cuando recuerda los planes del ministro de Defensa Ehud Barak, sin duda el político hebreo más importante del momento, cuando, con ese realismo que hace tan creíbles a los hebreos, se muestra convencido de que el Ejército israelí no ganó la guerra del Líbano y que los conflictos del futuro serán mayores que la Operación Plomo Fundido... más intensos, nos exigirán más en términos de dificultad geográfica, ritmo y amenazas a las que nuestras fuerzas se verán expuestas.
Los judíos conocen mejor a los musulmanes que un Obama, al menos si nos atenemos al discurso de El Cairo. Por el momento ni Hezbolá, ni Hamas, ni Irán, ni Siria han renunciado a la destrucción de Israel. Por más que los mariachis de Obama en Europa, muchos de ellos en España, jaleen los logros de la nueva política, los israelíes, que apenas han empezado ninguna de las guerras en la que se han visto envueltos, se preparan para lo peor.
Y ojo, porque si hay un país que esté dispuesto a utilizar su armamento nuclear si viera amenazada su propia existencia como pueblo, ese es Israel. En definitiva, que lo menos preocupante sería un alza en el precio del petróleo.