La coalición comunista Izquierda Unida (IU) se ha desmarcado del eventual consenso entre populares y socialistas en la elaboración de las conclusiones de la comisión parlamentaria del 11-M. Asegura que Aznar trató el 11-M como un asunto de partido y afirma que la atribución de la autoría a ETA no fue un error, "sino una estrategia planificada".

 

IU junto al PNV y ERC han pedido, en sucesivas ocasiones, la comparecencia de Aznar. El PSOE se opone porque, como afirma López Garrido, "sólo va a mentir como lo hizo Acebes durante 10 horas". Un argumento muy poco democrático. Los populares bailan entre la protección del trago amargo al líder, el pasar página y la voluntad de remover la actuación del PSOE entre el 11 y el 14 de marzo.

 

Hasta ahora, las distintas comparecencias han consolidado la tesis de que el Gobierno dijo lo que la policía sabía y que actúo de manera transparente. Pero si una comparecencia tiene sentido, esa es la de Aznar. Él tenía los hilos del Gobierno, él fue quien ordenó no levantar acta de la reunión de crisis, él tuvo acceso a la información del CNI y él fue quien eventualmente estableció una estrategia de mentira, como afirma IU. ¿Por qué esa obstinación en su no comparecencia, si se ha mostrado dispuesto a ello?