Ante la crueldad del asesinato del periodista norteamericano James Foley y todos los crímenes perpetrados por Estado Islámico, pienso que es necesario un ejercicio público que ayude a entender que la amenaza islamista radical no está tan lejos geográficamente como parece, dado que, como se ha visto en los caso recientes de reclutamiento, actúa con furor dentro de las sociedades europeas.
Unas sociedades debilitadas por el relativismo y la falta de esperanza. Se calcula que, en estos momentos, más de dos mil islamistas radicales proceden de Estados Unidos, Australia o países de la Unión Europea.
El islamismo radical es una ideología perversa en sí misma, no solo por los medios que utiliza sino por su naturaleza y su finalidad, contrarias a la dignidad de la persona y a los derechos humanos.
No hay que confundir la religión del Islam con esa perversión de la creencia en el Corán que es semilla de trascendencia. La violencia es contraria a la naturaleza del hecho religioso y se vuelve siempre contra la auténtica religión.
Jaume Catalán Díaz