El locutor Federico Jiménez, está feliz con la elección del arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco como presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE). No tengo ni idea de por qué puede ser, pero si su triunfalismo tiene cimientos firmes, eso significa que el locutor que tiene secuestrada a La COPE en favor del Partido Popular, el mismo que califica de masón al Nuncio de Su Santidad en España (aunque si lo ha hecho sin duda se debe a profundas investigaciones periodísticas) va a seguir ninguneado la cadena de emisoras, convertida en un escándalo, o para el poder -para el Zapatismo, todo lo que no sean loas al Gobierno es un escándalo- sino para muchos católicos que no comprenden que al energúmeno de las mañanas se le permita decir lo que dice o que el beatificable Pedro J. Ramírez se haya convertido en el maestro moral de la cadena confesional.

En junio vence el contrato de Jiménez, que amenaza mucho pero sigue sin tener una cadena de emisoras que le acepte (¿Por qué será, si resulta tan exitoso?). Además, Jiménez utiliza a la COPE para promocionar Libertad Digital y Libertad Digital TV, incluso en detrimento del propio canal de la propia COPE: Popular TV.    

Así que el asunto es claro: mantener a Jiménez o romper el contrato será una de las primeras decisiones del nuevo presidente de la CEE. O se toman medidas o se producirá lo que denunciaba en estas pantallas Javier Paredes: "La COPE ha dejado de ser católica".

Eulogio López

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