Bien puede decirse que el espíritu joven del beato Juan Pablo II, ha estado presente en las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud, iniciadas con una misa solemne de acogida de los peregrinos, en el corazón urbano de Madrid.
Fue el cardenal Rouco Varela quien quiso iniciar los actos de la JMJ con un emocionado homenaje a la figura del fundador y patrono de estas jornadas que, por unos días, han convertido Madrid en esa gigantesca fiesta de la alegría que supone la fe en Cristo, en contraste con un mundo en crisis de valores.
Las aclamaciones espontáneas de los cientos de miles de jóvenes llegados de todo el mundo y congregados en la Plaza de Cibeles y sus alrededores cada vez que monseñor Rouco citaba al venerado Papa, dieron muestra de lo fresca que está en su memoria aquel "joven de ochenta años" que inició su magisterio con la llamada a no tener miedo a Cristo.
Domingo Martínez Madrid