"La organización de la JMJ Madrid 2011 a cargo de Yago de la Cierva ha sido un fracaso; las palabras de Benedicto XVI y la actitud y participación de los jóvenes, dos éxitos".
La primera parte de esta frase me parece cuanto menos curiosa.
¿Por qué ha sido un fracaso la organización? Eulogio responde: porque había algunos sitios VIPs libres y hubo gente que no pudo entrar.
Me consta que el lugar reservado a algún político que luego no acudió se invitó a pasar a un peregrino anónimo. Pero, en cualquier caso, ¿cuántos sitios VIPs había libres? ¿50?, ¿100?... y, ¿qué es eso para cientos de miles de peregrinos -entre otros yo mismo- que no pudieron llegar a su zona?
Entiendo que el problema fue distinto y lo he vivido en todas las JMJ que conozco: Santiago, Czestochowa, Denver, París, Colonia… Y es que una acampada de un millón de personas que acuden solos o en grupos que van desde 2 hasta 200 personas (me encontré un grupo de esa magnitud llegado desde Kielce (Polonia) es imposible calcular el espacio que ocuparán. Sólo con una vigilancia policial extrema se puede conseguir que se compacten, pero entonces… se convierte aquello en un campo de concentración.
La opinión de Eulogio sobre lo de la comunión me parece que peca de simplista. El reparto de la comunión estaba muy bien organizado. Se iban a celebrar misas en las capillas de adoración para consagrar los miles de formas que se iban a repartir. Debido al viento, Protección Civil desmontó esas carpas y no se pudieron celebrar esas misas ni consagrar esas formas.
En cualquier caso, me parece que las JMJ fueron también organizativamente un fallo, pese a la irrupción de la lluvia y el viento huracanado.
Rafael M. Mora-Martín