La desafección entre el ex ministro de Administración Públicas y el presidente era total. Cuando Zapatero le despidió de ministro le encargó una cosa tan gaseosa como pastorear la industria del calzado alicantino. Sevilla, por supuesto, se ha dedicado a alimentar su blog en el que han mostrado diferencias notables con el Gobierno. Por su negativa a emprender una reforma laboral, por ejemplo. O por el fracaso en el diálogo social.
Y la discrepancia en el PSOE no está bien vista. Sus días estaban contados. Así que ha decidido sumarse a Michavila y hacer las maletas. Deja su escaño de diputado y se dedicará a sus labores. Sevilla fue el ministro que redactó el código de buen Gobierno del Gobierno. Un decálogo de buena conducta que acompaña como una sombra al gabinete. Además, fue el primer ministro en cogerse una baja de paternidad y en colgar el Ministerio a las 5 de la tarde para ir a bañar a su recién nacido. En fin, detalles humanos que no parecieron convencer a Zapatero.
¡Ah! Y por si se habían olvidado. Fue el que se ofreció a Zapatero para darle un curso de economía en dos tardes. Ya se ve que o bien el curso nunca se dio o el alumno no estaba especialmente aventajado.