Prosigue el escándalo. Es verdad que muchos de los diputados están trabajando en sus despachos. Pero la imagen habla más que mil palabras. El hemiciclo vacío mientras se debaten los presupuestos de Fomento, Exteriores y Economía. Un escándalo. El presidente del Congreso coge la palabra para tratar de pactar un asunto procedimental. Logra el acuerdo de los presentes, más bien pocos. Poquísimos, diríamos. Así que un molesto Bono se desmelena (ahora sí que puede) señalando que la opinión de los presentes es mucho más importante que la de los ausentes. Patada en la espinilla frente a quien hace mutis de sus trabajos parlamentarios como representantes de la soberanía nacional.
Posteriormente, la diputada socialista Montserrat Roquefort lamentaba que no estuviera presente el diputado de IU, Joan Herrera, para explicarle por qué no habían aceptado algunas enmiendas. Y es que IU sigue siendo el hijo predilecto del PSOE.