• En las filas del equipo directivo de la UCM ya ha habido 9 cambios en lo que lleva de mandato.
  • El principal motivo de estos han sido las discrepancias con la gerente Begoña Aísa.
  • Coquetea con la política desde el grupo Espacio Abierto, creado con Baltasar Garzón y ex dirigentes de IU.

Desde que José Carrillo (en la imagen) tomó posesión como rector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en junio de 2011 ha habido muchos cambios en su equipo directivo, nada más y nada menos que nueve cargos han sido sustituidos o han renunciado en estos algo más de dos años de mandato.
La principal causa de todos estos cambios en la cúpula directiva de la UCM son las desavenencias que estos cargos han tenido con la gerente, Begoña Aísa, que habría asumido una excesiva capacidad de decisión, invadiendo incluso sus parcelas, y las discrepancias con el propio rector por la actuación de Aísa.

Las últimas marchas se produjeron a finales del pasado mes de octubre, cuando cuatro vicerrectores fueron destituidos. Estos fueron: José Mª Alunda, responsable de Posgrado y Formación Continua; Joaquín Plumet, vicerrector de Política Económica; Elena Gallego, encargada de Evaluación de la Calidad; y Cristina Velázquez, de Extensión Universitaria. A estas destituciones, se añadieron las renuncias de Juan Ferrera, vicerrector de Relaciones Institucionales y Relaciones Internacionales, y la de Joaquín Goyache, responsable del área de Organización.

Estos no eran los primeros relevos que se producían en el equipo de Carrillo, de hecho dos de los últimos en salir, no estaban en su grupo inicial cuando tomó posesión como rector, sino que el vicerrector de Organización, Joaquín Goyache, había sustituido a Javier del Río y el de Política Económica, Joaquín Plumet, a Juan Antonio Maroto. Pero a estos ocho cambios de vicerrector hay que sumar, además, la dimisión de la primera secretaria general, Matilde Carlón, reemplazada por Araceli Manjón.

José Carrillo no solo ha tenido que hacer frente a estos nueve cambios en su cúpula directiva durante estos algo más de dos años de mandato, sino que también ha tenido que afrontar el estado de las cuentas económicas de la UCM, que arrastraban una deuda de 150 millones de euros, heredada de su antecesor en el cargo, Carlos Berzosa. En 2012 la universidad madrileña cerró sus cuentas en positivo y consiguió reducir su déficit en 26 millones de euros, respecto a 2011, situándose en 127 millones de euros.

Pero el rector de la UCM parece no conformarse con dirigir la institución académica, lidiar con su equipo y con los problemas económicos, pues ha empezado a coquetear con la política formando el grupo Espacio Abierto, junto al juez inhabilitado por prevaricación, Baltasar Garzón, y a algunos ex dirigentes de Izquierda Unida (IU).

Espacio Abierto firmó una carta criticando al Gobierno por proteger los intereses de los poderosos y apelando a la necesidad de una regeneración en la política y a una "derrota de la derecha"; y después se la remitió al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El principal partido de la oposición agradeció su ofrecimiento para sumarse a un proyecto político con el objetivo de derrotar a la derecha.

Este coqueteo con la política por parte de José Carrillo siendo el máximo representante de una universidad pública no ha sido bien visto por su rival en las elecciones al Rectorado, José Iturmendi, ni tampoco por el portavoz del Ayuntamiento de Madrid, el popular Enrique Núñez, quien afirmó que está "absolutamente fuera de lugar utilizar instituciones académicas para hacer carrera o ideología política".

Visto el panorama, sería preferible que el rector de la UCM se centrara en su gestión de la universidad, en tener un equipo directivo consolidado que no tenga problemas con su gerente y en los problemas económicos de la institución y dejara sus inquietudes ideológicas para 2015, cuando acaba su mandato.

Cristina Martín

cristina@hispanidad.com