El escritor Juan Manuel de Prada presentó el jueves, en la sede central el Instituto Cervantes, su nueva novela, Morir bajo tu cielo. Una historia que nos lleva a los "últimos de Filipinas", aquellos españoles que murieron por el ideal hispano, que no sólo fue hispanoamericano, sino también hispanoasiático.  

La Hispanidad no consistió en la conquista de América sino en la evangelización de América y en el mestizaje de españoles e indígenas, por contraposición a la colonización británica, que consistió en el exterminio de los indios y su suplantación por los colonos, raza superior. Y así, hoy, el único país católico de Asia es la Filipinas hispana.

El ex ministro Gallardón, que oficiaba de presentador, me sorprendió con su declaración de que su vocación no era la política, sino la música. Pero no me sorprendió, sino que me asombró, al calificar a De Prada como un "conservador". Y al calificado también. El escritor católico se defendió: "No puedo aceptarlo. Conservador es Rajoy, quien ha conservado todas las leyes (luego diría pifias) de Zapatero... Yo soy un tradicional porque el pasado es eterno".

Conservador es Rajoy que conserva todas las leyes de Zapatero. "yo soy tradicional, porque el pasado es eterno"

Y para que quedara claro citó a Jaime Balmes para quien los conservadores son aquellos que "conservaban todos los estropicios anteriores".

Y cuando el salón de actos del Cervantes se alborotó fue en el momento en el que De Prada culminaba con su declaración más incorrecta: nuestros gobernantes "nos echan de comer, como a cerdos en la cochiquera, entretenimientos carnales mientras saquean nuestros bienes materiales y espirituales".

Y ya puestos a concretar el saqueo, aclaró que el "destino natural" de España es Hispanoamérica y no "la Europa de Bruselas y Estrasburgo", la misma que forjó la infame leyenda negra.

Oiga, y todo esto no está nada mal. A Prada le perdonan su fe por su innegable talento literario y filosófico. Digamos que la atmósfera cultural dominante se ve obligada a soportarle, aunque trata de reducirle al silencio y de cerrarle todas las puertas que pueden. ¿Se imaginan ustedes a un político -de izquierdas o de derechas que defendiera la ruptura de España con Europa, con la Europa que tanto odia lo español- y la vuelta a ultramar El lavado de cerebro colectivo que sufrimos los españoles le calificaría de inmediato, no ya como conservador o tradicionalista, sino como un ultra o un fascista. Podemos incluido, que sus amistades venezolanas nada tienen que ver con el espíritu evangelizador de Isabel I de Castilla, aquélla que defendía a los indios por ser hijos de Dios.

La exposición de Juan Manuel de Prada resultó tan valiente como genial. Pero extemporánea. Quiero decir que esa lobotomía perpetrada contra la sociedad española durante los dos últimos siglos provoca que, ahora mismo, los españoles no seamos el ejemplo que fuimos para Hispanoamérica. De hecho, ahora mismo son ellos los que tendrían que evangelizarnos y culturizarnos para que volviéramos al principio primero de la Hispanidad: no importan las naciones, tampoco la humanidad, lo que importa es el hombre redimido. Y esto porque no hay manera de amar a la humanidad, sólo al hombre.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com