Algunos dirigentes políticos, sindicales y empresariales siguen empeñados en hacernos creer que la audiencia televisiva es la que da credibilidad a lo que se trasmite, desmereciendo el contenido a favor del continente.
Esto a los ciudadanos nos pone en la tesitura de valorar ya no sólo el contenido de lo que se dice sino también el continente de dónde se dice. Una prueba creo que desafortunada por aquellos que tienen la responsabilidad de velar por la seriedad de las instituciones. Seriedad no es significado de inmovilismo pero sí lo es de respeto, por lo que son y por lo que tienen que representar: todas nuestras instituciones.
Últimamente algunos de estos empiezan a alzar la voz contra fenómenos televisivos que aspiran a ser los representantes de los ciudadanos en las instituciones, sin pararse a pensar que este cambio de papeles, en parte está propiciado por su ligereza a la hora de valorar el continente en el que nos transmiten el contenido.
Yo les pido un poco de tranquilidad y que piensen cómo se trasmitirá el contenido en función de cual sea el continente televisivo. Porque ese resultado es el que la ciudadanía veremos, así que después no se echen las manos a la cabeza si resulta que los televidentes preferimos al fenómeno televisivo del foráneo que sólo busca un impacto puntual en audiencias o conocimiento.
Raúl Santiago García López