La fusión se produce tras el ultimátum de MAFO para coger los 600 millones del Frob

 

Por fin hay fumata blanca. Parecía que las conversaciones habían pinchado en hueso, pero la urgencia del Banco de España ha tenido su efecto. Son lentejas, si quieres las tomas y si no, las dejas. O mejor: si quieres la pasta del Frob tienes que fusionarte ahora. Es el primer paso, la primera fusión para que se produzcan otras. Un gesto pedagógico para las que tienen que venir. A esto hay que sumar la presión ejercida por el establishment político. Tanto el vicepresidente Tomás Villanueva como el secretario general del PSOE, Pedro Muñoz. Algo parecido a lo que está pasando en Galicia donde el proyecto de fusión de las cajas gallegas cuenta con el apoyo de Feijóo y el entusiasmo de Touriño.

En opinión del responsable económico del PP, Cristóbal Montoro, lo que conviene hacer es un análisis general del proceso de reestructuración financiera y la participación de Salgado, que previamente había renunciado a reformar la Ley de Cajas en el Congreso. En todo caso, ese análisis queda pospuesto para el viernes, fecha en la que el PP presentará propuestas en materia fiscal, de reforma del mercado de trabajo y de reestructuración del sistema financiero.

Eso sí, la fusión castellano-leonesa exige el sacrificio de 1.400 empleados tal y como señala la hoja de ruta diseñada por KPMG. Mucho menos que en las catalanas que tocaban a un millón de euros del FROB por cada empleado despedido. En el caso de la fusión de Caja España y Caja Duero, el ratio sale a 4,28 millones de euros.

El reparto de poderes es el siguiente: León lo político y Salamanca lo comercial. Es decir, León la presidencia, la secretaria general, los RRHH, el departamento de riesgos y las relaciones con el Banco de España. En Salamanca la dirección operativa, la gestión de la red comercial y la OBS. Un matrimonio perfecto. O así.