El debate sobre el aborto se excede del contexto moral en el que tendría que dilucidarse para adentrarse en las oscuras aguas de las influencias económicas.
El aborto es muy rentable. Una de las promotoras de las leyes proaborto en Estados Unidos es Kelli Conlin, expresidenta de la Liga Nacional en pro del Aborto y los Derechos Reproductivos.
Actualmente se ha conocido a través de diferentes medios de comunicación que, por dirigir ese grupo abortista, ha ganado cerca de 380 mil dólares al año. Además fue denunciada por la Fiscalía General del Estado de Nueva York por robar 250.000 dólares a la organización.
Falta la ética en el fondo -no se puede acabar con la vida de nadie- y también en la forma -no se puede hacer negocio con la vida de nadie-.