Argelia y Estados Unidos reiteran que el futuro del Sahara lo debe marcar Naciones Unidas

 

El Gobierno socialista lleva semanas presionando al argelino para que Abdelaziz Buteflika "flexibilice" su postura en relación al Sahara. Una mala estrategia porque Argelia es uno de los países más ricos de la cuenca mediterránea y tiene poco que perder rompiendo su relación con España. Además, Argelia cuenta con el apoyo de la Administración norteamericana. En medio de la polémica, la holandesa Fugro N.V. decide suspender las prospecciones petrolíferas en aguas saharawis.

 

El Ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha roto la tradición socialista en relación al derecho de autodeterminación del pueblo saharawi. Esa que recientemente recordaban los 200 intelectuales y escritores de izquierdas. Y lo ha hecho siguiendo la doctrina y los dictados de la política exterior francesa. La primera postura fue la de renunciar al referéndum de autodeterminación saharawi y abogar por un régimen de autonomía bajo soberanía marroquí. Algo inaceptable desde la óptica del derecho internacional que establece la obligación de establecer un referéndum en el que se consulte si los ciudadanos quieren pertenecer a la potencia administradora (España), a la ocupante (Marruecos), ser independiente, o mantener algún tipo de autonomía dentro de la soberanía extranjera.

 

Pero Francia y España optaron por la línea anexionista marroquí, que maximizaba los intereses franceses. En concreto, se facilitarían las exploraciones petrolíferas de TotalElf en aguas saharawis. Eso sí, a cambio de permitir a los hoteleros canarios la explotación comercial del Sahara, una vez que las Islas Afortunadas han alcanzado su nivel máximo de explotación razonable.

 

En esa carrera estaban hasta que Argelia les colocó una china en el zapato. El pasado 3 de mayo, Argelia destapa el "plan Moratinos" oponiéndose a cualquier solución sobre el Sahara que no pasara por Naciones Unidas. Entonces Francia y España optaron por chantajear al Gobierno argelino con no desarrollar el gasoducto directo a España (Almería), si Argelia obstaculizaba el plan Moratinos. Un gasoducto que abastecerá los mercados español y francés de una fuente energética creciente que, además, alimenta las nuevas centrales eléctricas de ciclo combinado.

 

Para Argelia supone un importante paso adelante, ya que evita el peaje de atravesar el suelo marroquí. Pero a quien más le beneficia es a Gas Natural que se evita el mencionado peaje que el chantajista Gobierno marroquí le cobra por mantener la seguridad de los 700 kilómetros de gasoducto, que pasa por tierras marroquíes. Por su parte, Argelia no necesita del gasoducto a Almería porque dispone de la alternativa italiana para comercializar su gas a Europa.

 

Además, mala estrategia porque a los argelinos no se les compra amenazando con derechos económicos. Más que nada porque son uno de los países más ricos de la cuenca mediterránea. Así que Argelia decide elevar el tono de su respuesta publicando una carta en la agencia pública argelina en la que destaca que Argelia no es la tutora del pueblo saharawai, pero reiterando que la solución del conflicto debe descansar en Naciones Unidas. Y para mejorar las relaciones diplomáticas, la carta se publica el mismo día en que ZP visita Argel.

 

Pero las presiones y el chantaje continúan. Y es entonces cuando el presidente Buteflika -en connivencia con la Administración norteamericana- escribe una carta al Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, en la que, de manera definitiva, reitera que el conflicto debe resolverse entre marroquíes (potencia ocupante) y saharawis (Frente Polisario) y que "cualquier pretensión de convertir el conflicto saharawi en un conflicto entre Marruecos y Argel no es más que una maniobra dilatoria para no resolver en el marco de Naciones Unidas". Patada de paso a ZP, que el pasado 23 de abril señaló que había que proteger los derechos de "ambas partes". Argel no reconoce derechos a Marruecos por tratarse de potencia ocupante.

 

Por si no había quedado claro, Argelia insiste en que no debatirá diplomáticamente con Rabat sobre el conflicto del Sahara y rehuye de las encerronas diplomáticas, como la recientemente organizada por Moratinos y Benaissa. Y como Argel se fía más bien poco de sus vecinos marroquíes responde a la supresión marroquí de exigencia de visado que "si Marruecos lo puso unilateralmente, ahora lo quitará unilateralmente también".

 

El Gobierno español se da cuenta de que ha perdido el pulso y comienza a rebajar la tensión. El Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, afirma en los campamentos de Tinduf su compromiso con el Plan Backer "como marco de referencia y con ajustes". El Frente Polisario responde que nada de ajustes y que el Plan Backer es un todo no adulterable. Y es entonces cuando Moratinos afirma en Gadir que "España no tiene problemas con el Plan Backer". A la fuerza, ahorcan.

 

El trasfondo empresarial de esta polémica se encuentra en las aguas saharawis. Según algunos estudios, esas aguas podrían contener petróleo. El problema es determinar qué autoridad debe conceder la concesión de explotación. En puridad jurídica, debería ser el Frente Polisario quien realice estas concesiones. De hecho, ya ha dado algunas, pero ninguna compañía ha comenzado a operar ante los riesgos de inseguridad jurídica.

 

El pasado 30 de julio, la holandesa Fugro N.V anunció la retirada de sus estudios sísmicos, preliminares de las prospecciones petrolíferas. Tras reunirse con asociaciones de apoyo al Frente Polisario, señaló que no haría más estudios si no fuera con autorización de las autoridades saharawis. Fugro repite la historia de la noruega TGS-Nopec, que hace un año también abandonó sus estudios sísmicos en la zona por idénticas razones. Todas esperan la clarificación del estatus para desarrollar sus negocios en un territorio, que, hoy por hoy, permanece en estado de virginidad.